Tras exponer en las cuatro capitales gallegas, Madrid, Barcelona, Valencia, Berlín, París, Londres o México, el artista ourensano Ramón Conde presenta su obra en el Museo da Terrachá, en Entrimo.
Durante todo el mes de agosto, vecinos y visitantes tienen la posibilidad de disfrutar de una obra única y singular que ya está suscitando un gran interés en el municipio arraiano, compuesta por dibujos a carboncillo frente a la tradicional y conocida obra escultórica que le caracteriza.
¿Esperaba esta expectación por su obra en Entrimo?
El día de la inauguración, pese al cariño con el que fui recibido por el alcalde y la Corporación, hubo relativamente poco público. Pero ya me imaginaba que, por la propia idiosincrasia de la obra, con el paso de los días el boca a boca provocaría un aumento de las visitas. Cuando hay algo que te choca, que te sorprende, eso despierta curiosidad en los demás.
¿Qué ha preparado para su exposición en el museo municipal de Entrimo?
Son casi todo dibujos en carboncillo, o diferentes tipos de lápices, sobre estudios o desahogos que hago sin mayor pretensión. Fundamentalmente consta de dos partes, que por la colección se hace muy evidente, que consiste en una narración con un humor un tanto escatológico de una visión de la forma de ver la vida y por otra, y aunque relacionada con los anterior, un estudio de distribución de volumen con una gran carga emocional. Cada cuadro lleva un título orientativo, un lenguaje visual, tipo cómic, muy fácil de seguir.
¿Por qué escogió esta muestra y no otra para presentar en la Baixa Limia?
Me cayó simpática la propuesta del concejal de Cultura Álvaro de Castro, a quien conocí a través de su padre, y pensando en lo que podía encajar ahí, creí que esta colección era la adecuada. La historia, no es la primera pero si la más grande que hice, es algo que sigue vivo porque la voy completando o le quito un cuadro cada año. Mi pretensión es que, quien la vea, tenga una visión lo más cercada posible de como me encaro con la vida.
¿En qué está trabajando ahora?
Siempre se está con 50 cosas a la vez, pero estoy trabajando en una obra grande y, en septiembre, volveré a participar en una exposición en París (Francia) con un grupo de gente que quiere ofrecer una nueva alternativa a lo figurativo. Me resultó curioso que llegaran hasta mi trabajo el año pasado y estoy muy contento que me vuelvan a llamar. Esto es un ejemplo de que se puede exponer en cualquier lugar, solo hay que tratar de adecuar el lenguaje y la composición, al lugar.
