El descenso demográfico y de la natalidad ha dado un respiro a Pontedeva. El pequeño municipio de Terras de Celanova afronta el 2013 con la noticia de la llegada de cuatro nuevos retoños y el reto de alcanzar los 700 habitantes.

La cigüeña toma Pontedeva

Marta Vázquez, Beatriz Barreiro y María José González, tres de las cuatro futuras mamás en Pontedeva.
El llanto y las risas de los bebés volverá a sentirse en el valle de río Deva, en el municipio de Pontedeva. Hasta cuatro mujeres comparten, a día de hoy, el estado de buena esperanza en el pequeño ayuntamiento de escasamente 654 habitantes (de los que 51 son menores de 15 años) y 9,9 kilómetros cuadrados. La casualidad ha querido que, tras varias décadas de estancamiento demográfico, el ayuntamiento prevea sumar nuevos habitantes por partida cuádruple.
Marta, Beatriz y María José son tres de las cuatro protagonistas del año en Pontedeva. Nativas de este pequeño ayuntamiento de la comarca de Terras de Celanova, limítrofe con O Ribeiro, en unos meses verán como sus retoños juegan en los parques en los que ellas compartieron juegos y aventuras. 'No lo planeamos, pero es cierto que nuestros niños podrán jugar juntos y llenar de alegría este pueblo, donde cada vez hay más gente mayor', reconoce Beatriz Barreiro, que está de seis meses.

No quiere saber el sexo de su bebé, es el primero. Pero lo que sí tiene muy claro es que quiere que crezca entre la naturaleza y tranquilidad que le ofrece el valle del Deva. 'Por motivos laborales, vivimos en Ourense, pero en cuanto llega el viernes volvemos a casa', confiesa, deseosa de compartir unos minutos de charla con sus vecinos de toda la vida y respirar el aire puro de sus bosques.

El 15 de febrero sale de cuentas de su segundo retoño Marta Vázquez, oriunda de Trado. Esta joven madre asegura que 'el pueblo no lo cambio por absolutamente nada'. Su definición de calidad de vida se resume con una mirada por la ventana de su casa: naturaleza en estado puro, estrés al mínimo y una frase: 'Una casa no es un piso'. Ante los problemas de movilidad, Marta también es clara: 'Hoy en día tenemos casi los mismos servicios que en una ciudad y, al tener coche, te mueves donde haga falta'.

Puestos a buscar una pega, Vázquez reconoce que la ayuda de su madre es fundamental en esta nueva etapa de su vida y que le gustaría disponer de una guardería. Esta misma problemática la comparte María José González. Cada día hace una media de 100 kilómetros (hasta su puesto de trabajo en Xinzo), pero se mantiene firme a la hora de defender su residencia en el rural. 'Por el momento, prefiero vivir aquí que en la ciudad. Esto es casi perfecto', asegura González, que ya es madre de un niño.

La idea ya está en la cabeza de los responsables municipales, que han empezado a trabajar en el proyecto de creación de un servicio de guardería infantil aprovechando el espacio recuperado en las antiguas escuelas de A Veiga. 'Sabemos que va a ser difícil, pero ésa es nuestra prioridad', asegura el alcalde, Juan Carlos González, que enfatiza que 'si queremos que el polígono crezca y que venga gente, tenemos que ofrecerles servicios'.

Su consecución, sería el culmen a una intensa política de conciliación puesta en marcha en 2007, y que incluye una ayuda a la natalidad (600 euros distribuidos en cuatro años), un servicio de ludoteca y la reciente creación de una escuela de baile y música tradicional.

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