Un intimista Miguel Ríos conquistó la tierra de poetas

Setecientos privilegiados disfrutaron en Celanova de la garra e intensidad del roquero granadino

Piedra, rock y magia pura. El Claustro Barroco del Monasterio de Celanova se quedó pequeño para albergar ayer la parada ourensana de Miguel Ríos dentro de su gira “Un largo tiempo”. Acompañado de The Black Betty Trío, y en el marco de los Concertos do Xacobeo, el padre del rock español conquistó a los 700 espectadores que llenaron el patio central. 

Hacía dos meses que no quedaban entradas para asistir al concierto del roquero granadino y las ganas por ser testigo de su regreso, tras dos años de silencio que acabó con la presentación de su último disco, se hiciero  notar en la fila que, a última hora de la tarde, serpenteaba la Praza Maior. Desde Ourense, A Coruña, Lugo o Pontevedra, pero también celanoveses y veraneantes llegados de diferentes rincones de la península; parejas y grupos de amigos intercambiaban impresiones sobre las canciones de “Un largo tiempo”, pero también su deseo de escuchar esos grandes éxitos que se han convertido en auténticos himnos para varias generaciones. 

El músico granadino no defraudó. Se metió al público en el bolsillo desde que los primeros acordes empezaron a sonar en el claustro y el apogeo fue máximo con la versión gallega del mítico “Bienvenidos”. En la casa de su “colega” Rosendo -bromeó-, su concierto, acústico e intimista, acabó con los fans en pie en una demostración más de que el viejo roquero no pierde garra ni intensidad. 

La actuación fue, además, el broche de oro a un agosto muy musical en Celanova por cuyo Claustro Barroco han pasado artistas internacionales como Carlos Núñez, Christian Lindberg o Sergei Nakariakov.

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