Obituario | Manuel Lamas Martínez, la huella de un santo

Hoy somos muchos los que lloramos la muerte de Don Manuel Lamas Martínez (exsacerdote de Castromil, Santa Baia, Chamusiños, Lobaces y Trasmiras), natural de Quintela, en Quintela de Leirado, pueblo que lo vio nacer hace 90 años y en el que quiso acabar sus últimos momentos al lado de Estrella y Baldomero (arropado como siempre), en el día de su patrono, San Pablo de Quintela, cuya comunidad tiene el honor de acogerlo para siempre en su cementerio parroquial. Perdonen los lectores que a partir de aquí no pueda ser objetivo, y es que en muy poco espacio de tiempo se nos han ido dos puntales fundamentales que sustentaban a la familia Lamas de Quintela. Fue Don Manuel, para sus feligreses, para sus amigos, para sus compañeros que lo respetaban; Manolo para la mayor parte de la familia, que lo queríamos con locura; Manoliño para sus sobrinos y para los pequeños, que lo adoraban;tío Manolo para mí, ¡Querido, imborrable, tío Manolo! La tristeza nos invade, nos ata, nos destroza, nos corroe. La impotencia nos bloquea, el llanto no cesa, el duelo es persistente… Pero aún así, bloqueados por el dolor, nuestra mente se rebela y como un resorte afloran innumerables recuerdos en la cabeza. Recuerdos imborrables de tío Manolo, agradecimiento eterno por su bondad, por su caridad, por su hospitalidad, por su familiaridad, por su cariño, por su alegría… ¡Qué suerte que hayas querido y Dios haya permitido que pudiésemos compartir juntos tantas vivencias familiares, tío Manolo! Desde las celebraciones en Santa Baia, en Escornabois, en Quintela, en los restaurantes de varias localidades, en la lamprea en Arbo, en las celebraciones eclesiásticas (nos bautizaste, nos confirmaste, nos casaste… diste el sermón en muchas y duras ocasiones cuando te despedías de familiares y amigos queridos), nos guiaste por el puerto de Pajares a Gijón en mis inicios en la universidad. ¡Querido tío Manolo! Hombre de bien, inteligente, viajero (recorrió medio mundo), alegre, afable, hospitalario, caritativo, cariñoso… que sabía compaginar como nadie sus labores eclesiásticas en cada una de las parroquias con las laborales en el Banco Pastor de Trasmiras, cuando ejerció como director, así como con la dedicación a sus amigos y familiares en general y en especial a los de Quintela, que siempre llevaba en su gran corazón. Se nos ha ido un santo y a nosotros hoy nos toca despedirlo con mucha tristeza y amargura, pero nos conforta tener la certeza de que en el cielo lo están esperando con los brazos abiertos de par en par otros seres queridos a los que se unirá en la gloria eterna. Descansa en paz tío Manolo.