Romasanta toma Celanova con dos cortometrajes inspirados en su figura

El refectorio, el claustro o la celda en la que estuvo preso Celso Emilio Ferreiro han sido los escenarios de grabación, esta semana en Celanova, de dos cortometrajes inspirados en la figura de Manuel Blanco Romasanta en el marco del campo de voluntariado “Do audiovisual galego”.

El albergue de Celanova despidió ayer a los huéspedes que, en las últimas dos semanas, han compartido un tiempo de voluntariado, ocio y formación alrededor del mundo audiovisual. Una veterana y pionera iniciativa de Acción de Verán que representa el trabajo que, desde hace más de 20 años, se viene desarrollando en la villa de San Rosendo en este sector y que, en esta edición del campo de voluntariado, ha girado en torno a la figura de Manuel Blanco Romasanta

En el marco del 160 aniversario de la muerte del famoso hombre-lobo, del medio siglo de la película “El Bosque del lobo” y los 20 años de “La Casa de la bestia”, la cooperativa Avada, en colaboración con el Concello de Celanova y  la Xunta, así como las cooperativas  Xesta Brava y Eco dos Teixos y la Fundacion Curros Enriquez, han desarrollado un programa de ocio y tiempo libre en el que los participantes han tenido la oportunidad de experimentar en todos y cada uno de los procesos de proyección de una película: desde la reacción del guion hasta la promoción del audiovisual en el marco de un festival de cortos que, el viernes por la noche, compartieron con el público celanovés.

Los once voluntarios de diferentes ramas y profesiones, llegados desde Sevilla, Vitoria, Albacete, Serbia, Uruguay, Venezuela o México, han estado trabajando con el equipo de la productora audiovisual Filmes de Pedra en el rodaje de los cortometrajes, “dos versiones libres e moi diferentes”, según Aldo Dragada de Avada. “Me apunté porque me gusta mucho todo el tema del audiovisual. Me gustaría ser actriz y vi que esta era una buena oportunidad de experimentar un poco, en tamaño reducido, lo que es un rodaje”, comentaba la viguesa Elena Alonso. Una oportunidad que a Miriam Gómez, caracterizadora profesional, le ha servido para “probar todo y darme cuenta de que, definitivamente, mi lugar es el maquillaje”

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