El escritor libanés Amin Maalouf afirmó que el mundo árabe está en regresión y que sufre una ausencia de liderazgo. El también periodista presentó en la sede de Casa Arabe (Madrid) 'El desajuste del mundo. Cuando nuestras civilizaciones se agotan' (Alianza), un diagnóstico sobre lo que se está pasando entre Occidente y Oriente.
Maloouf denunció que el mundo árabe está en plena regresión, lo que contribuye para la regresión del resto del mundo, además de sufrir una situación de ausencia de liderazgo, en una referencia a la falta de credibilidad y falta de legitimidad que caracterizan los actuales mandatarios de países del Oriente Próximo.
El autor también subrayó la tendencia a subestimar la amplitud de la hostilidad y la desconfianza que hay entre Occidente y Oriente, abogando por la coherencia entre tratados y proyectos de paz que no sean apenas un apretón de manos entre dirigentes.
DIVERSOS DESAJUSTES
En el libro, Maloouf (Beirut, 1949) sostiene que el siglo XXI ha empezado con síntomas de sufrir serios desajustes, como el desajuste intelectual, (caracterizado por un desencadenamiento de afirmaciones identitarias que hacen difícil toda coexistencia armoniosa), el desajuste económico o el desajuste climático.
Ante este panorama, Maalouf se pregunta en el texto si la humanidad ha alcanzado el techo de su incompetencia moral y afirma que el desajuste del mundo tiene menos que ver con el 'choque de civilizaciones' que con el agotamiento simultáneo de nuestros modelos sociales.
Maloouf hizo hincapié en la necesidad de establecer la universidad de los valores éticos y de aceptar la diversidad de las culturas, y puso como ejemplo la cuestión de la democracia.
Todos pueblos ya sufrieron con regimenes autoritarios, sentenció.
El autor matizó la afirmación añadiendo que los países ricos consiguieron alcanzar la democracia con más facilidad, pero que la pobreza no es un obstáculo en sí, recordando el caso de India. No creo que existan regiones impermeables a la democracia, advirtió.
El escritor, que no ahorra críticas a nadie en su libro (según afirmó la directora de Casa Arabe, Gema Martín Muñoz), subrayó uno de los papeles de las naciones desarrolladas, explicando que la democracia es un producto de exportación importante, desde que es establecida con respeto y dignidad y no con ejércitos de ocupación con la intención de dominar y explorar los recursos de los países.
CULTURA Y PAZ
El autor de libros como 'León el africano' y 'Samarcanda' explicó que optó por la no-ficción en este caso porque quería expresar las ideas de 'El desajuste del mundo' de una forma precisa y que no le apetecía llenar una novela con afirmaciones políticas.
Una de sus inquietudes se relaciona con la importancia de la difusión de cultura. Maloouf explicó que los que no pueden satisfacer sus necesidades culturales pueden crear medios de expresión muy violentos, sentenciando que una inversión en cultura es una inversión en armonía y paz cívica.
Advirtiendo que la lucha por los derechos humanos no puede variar de acuerdo con los países, Maloouf opinó sobre la situación de los inmigrantes que van a los países desarrollados, reclamando su integración. No se les puede dar un trato distinto bajo la excusa de no querer intervenir en la cuestión cultural, concluyó, partiendo del ejemplo la inaceptable situación de las mujeres en el mundo árabe.
El autor también subrayó la tendencia a subestimar la amplitud de la hostilidad y la desconfianza que hay entre Occidente y Oriente, abogando por la coherencia entre tratados y proyectos de paz que no sean apenas un apretón de manos entre dirigentes.
DIVERSOS DESAJUSTES
En el libro, Maloouf (Beirut, 1949) sostiene que el siglo XXI ha empezado con síntomas de sufrir serios desajustes, como el desajuste intelectual, (caracterizado por un desencadenamiento de afirmaciones identitarias que hacen difícil toda coexistencia armoniosa), el desajuste económico o el desajuste climático.
Ante este panorama, Maalouf se pregunta en el texto si la humanidad ha alcanzado el techo de su incompetencia moral y afirma que el desajuste del mundo tiene menos que ver con el 'choque de civilizaciones' que con el agotamiento simultáneo de nuestros modelos sociales.
Maloouf hizo hincapié en la necesidad de establecer la universidad de los valores éticos y de aceptar la diversidad de las culturas, y puso como ejemplo la cuestión de la democracia.
Todos pueblos ya sufrieron con regimenes autoritarios, sentenció.
El autor matizó la afirmación añadiendo que los países ricos consiguieron alcanzar la democracia con más facilidad, pero que la pobreza no es un obstáculo en sí, recordando el caso de India. No creo que existan regiones impermeables a la democracia, advirtió.
El escritor, que no ahorra críticas a nadie en su libro (según afirmó la directora de Casa Arabe, Gema Martín Muñoz), subrayó uno de los papeles de las naciones desarrolladas, explicando que la democracia es un producto de exportación importante, desde que es establecida con respeto y dignidad y no con ejércitos de ocupación con la intención de dominar y explorar los recursos de los países.
CULTURA Y PAZ
El autor de libros como 'León el africano' y 'Samarcanda' explicó que optó por la no-ficción en este caso porque quería expresar las ideas de 'El desajuste del mundo' de una forma precisa y que no le apetecía llenar una novela con afirmaciones políticas.
Una de sus inquietudes se relaciona con la importancia de la difusión de cultura. Maloouf explicó que los que no pueden satisfacer sus necesidades culturales pueden crear medios de expresión muy violentos, sentenciando que una inversión en cultura es una inversión en armonía y paz cívica.
Advirtiendo que la lucha por los derechos humanos no puede variar de acuerdo con los países, Maloouf opinó sobre la situación de los inmigrantes que van a los países desarrollados, reclamando su integración. No se les puede dar un trato distinto bajo la excusa de no querer intervenir en la cuestión cultural, concluyó, partiendo del ejemplo la inaceptable situación de las mujeres en el mundo árabe.