Bernard Pivot lamenta que la cultura no haga a la gente mejor

Foto: EFE/Luca Piergiovanni
La cultura, 'por desgracia, no hace a la gente mejor', se lamenta Bernard Pivot, quien logró con su mítico programa literario de televisión 'Apostrophes' ir más allá de las fronteras francesas e incluso superar el olvido, ya que 20 años después de la última emisión está en Madrid para recibir un premio.

Catalina GuerreroSe trata del Premio Antonio de Sancha 2011, concedido por los editores de Madrid a Pivot, periodista, crítico literario y miembro de la prestigiosa Academia Goncourt, por su 'excepcional trayectoria como divulgador de la literatura y de la lectura'.

Un galardón que le 'gusta' y 'enorgullece', pero que califica, en una entrevista con Efe, de 'inaudito', teniendo en cuenta las dos décadas transcurridas desde que dejó de acudir a su 'cita' semanal con los telespectadores de Francia y de otros países del mundo.

Una distinción que recibirá hoy en la residencia del embajador de Francia en España y que tiene previsto dedicar a su 'amigo íntimo' Jorge Semprún, cuya reciente muerte le causó una 'gran pena'.

Será, avanza, un pequeño discurso para expresar 'cuánto le apreciaba, le admiraba y le quería'. De hecho, para Pivot el exministro de Cultura es su escritor español 'preferido'.

Y aferrándose a los recuerdos que guardaba Semprún del campo de concentración nazi de Buchenwald, donde el director era 'un tipo abominable', pese a ser 'muy instruido y cultivado', Pivot subraya: '¡La cultura no hace a la gente mejor, por desgracia!'.

'Apostrophes' le dio la celebridad en Europa y América, pero su brillante y dilatada trayectoria profesional, iniciada en la prensa escrita, se prolongó en televisión con 'Bouillon de Culture' hasta el 29 de junio de 2001, cuando se despidió de la audiencia, que en sus mejores tiempos llegó a alcanzar los tres millones de personas.

Pero la 'ley' de la audiencia tiene la 'culpa' de haber aparcado actualmente los programas televisivos culturales a 'horas tardías' y obligar a los presentadores al 'frenesí' de ganar al telespectador con frases que 'enervan' a Pivot, como 'no se vayan' o 'quédense con nosotros'. '¡Es horroroso!', asegura.

'Hay que tener coraje para después de un agotador día de trabajo quedarse hasta las tantas para ver un programa', concede Pivot, para quien 'solo basta voluntad política' para aupar a la cultura, al margen de las audiencias, ya que ese tipo de emisiones no atraen a las masas, ni siquiera el suyo, asegura, si hoy lo repitiera.

'No hay ninguna ecuación capaz de explicar el éxito' de un libro ni de una emisión, afirma Pivot, prolífico autor y cronista de actualidad, quien debutó en la televisión en 1973 con el programa 'Ouvrez les Guillemets', siguió con 'Apostrophes' (1975-1990), con 'Bouillon de culture' (1991-2001) y 'Double J', de 2002 a 2006.

El éxito de 'Apostrophes', donde Pivot departía con escritores con su especial sentido del humor y sencillez, se debió -dice- a la 'suerte', a que 'estaba en el lugar y en el momento adecuados'.

Con modestia añade que, 'tal vez', su contribución para hacer posible aquel triunfo de la cultura fue 'su manera de ser', su forma de 'expresarse' y de 'trabajar', ya que su 'virtud', subraya, es 'trabajar mucho, mucho, mucho', hasta el punto, añade, de haber 'sacrificado' a su familia. Para él, leer era 'una profesión'.

Ahora sigue leyendo mucho, pero no tanto. Su rol en la Academia Goncourt y su columna literaria en el periódico Le Journal du Dimanche obligan.

Pero no es, ni nunca ha sido un 'coleccionista ni un maniaco de libros', solo guarda en su biblioteca los que le han 'marcado' y 'obras de referencia', como los diccionarios. El resto, de los miles que le han enviado las editoriales, los ha regalado.

El 'amor por las palabras' le viene a Pivot (Lyon, 1935) de su infancia, de los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando siendo un niño cayó en sus manos el diccionario Le Petit Robert.

La palabra que más le gusta es 'aujourd'hui' (hoy) y la que detesta, 'Alzheimer'. Su droga favorita, 'leer periódicos'; su sonido preferido, 'el que hace la página de un libro al pasarla o de un bolígrafo al escribir sobre un folio'; y el que detesta, el de los 'rumores maliciosos'.

Sus escritores favoritos son Vladimir Nabokov, Margerite Duras, Ryszard Kapuscinski, Michel Tournier y Jean-Marie Le Clézio.

Y si Dios existe, cuando muera, le gustaría que le dijese: '¡Ah Pivot!, ¡Expliqueme la regla del participio pasado de los verbos pronominales porque con todo lo dios que soy no he comprendido nada'. Esa era el último asunto del famoso test de Bernard Pivot al que siempre sometía a sus invitados y que hoy ha respondido a Efe.

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