CONCIERTO DE LOS ROLLING EN CUBA

El enviado especial de La Región: "La Habana se prepara para un huracán de rock e Historia"

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photo_camera Un coche con una pegatina de los Rolling, en La Habana. (MASTRACUSA)

El concierto de los Rolling Stones en la capital cubana, un acontecimiento que marcará una época en la historia contemporánea del país

“Mire, hermano, ¿usted se imagina los milies y miles de cubanos que pensaban que nunca verían a los Rolling Stones en el país y que ahora estan contando las horas para verlos en un concierto gratuito?” ­me dice entusiasmado Pavel, animador cultural que vive y trabaja en Bayamo, en el oriente de la isla y que hará 12 horas de viaje en autobús para llegar a ver el concierto de los Stones en La Habana­ “Esto es lo más grande que se ha vivido en Cuba en lo que a música popular se refiere en nuestra historia, y si se tiene en cuenta que los Rolling Stones no hicieron nunca un concierto gratuito desde 1969, y que se filma para un documental, más todavía”. Preguntado por el temor de que se repitiera los que sucedió en el tristemente célebre concierto grtuito de Altamont del 69, Pavel se muestra muy seguro. “No hermano, eso acá es imposible. La gente vendrá con ganas de disfrutar y de vivir este show como algo irreptible en sus vidas”.

Aunque no hay grandes carteles anunciadores del concierto salvo en algunos puntos muy específicos de la ciudad, es innegable que La Habana respira ambiente Stone. En la zona de Vedado, cerca de la mítica Plaza de la Revolución donde el Presidente de los USA Barack Obama se fotografió bajo el histórico mural con el rostro de Ché Guevara, a cada paso se encuentra uno en una fotografía inédita hasta hace unos pocos años, según testimonio de numerosos habaneros, grupos de músicos callejeros improvisando versiones de canciones de los Stones enfundados en camisetas con el logo de la banda. En los cafés, en los bares, en las colas de los autobuses, no se habla de otra cosa. “¡Y además, dice el servicio meteorológico que hará sol todo el dia!” afirma entusiasmada Hilda, estudiante de derecho que afirma que solo creerá que los Stones estan en Cuba cuando vea a Mick Jagger sobre el escenario y saludando a los habaneros en castellano. Es un ambiente muy similar al que se vivió en Barcelona en 1976, cuando tocaron por primera vez en España o en Madrid en 1982, en la antesala del gran cambio político y social que se produjo tres meses después. No me resisto a comentar a Hilda que uno de los principales atractivos de su primer show de Madrid fue precisamente, la lluvia, a lo cual responde con una sonora carcajada.

No faltan quienes como Orlando, trabajador de la construcción que ya ha cumplido 60 años, se alegran de esta visita aunque no olvidan otras épocas en las que la Revolución consideraba el rock un arma de penetración del imperialismo norteamericano y no era en absoluto proclive a fomentarlo. “Los Castro tienen una deuda con mi generación, los que allá por los 70 sí nos dejábamos el pelo largo y nos vestíamos al estilo rockero nos detenían y nos acusaban de ser aliados de los yankis”. Obviamente, los tiempos también están cambiando en Cuba: el principal impulsor de la celebración de este concierto es el Instituto Cubano de la Música, organismo estatal que ha bautizado este evento como “el concierto de la amistad”.

En recientes declaraciones al Diario Granma del director de producción de la banda , Dale Skjerseth, “En Cuba nunca se volverá a ver algo como lo que sucederá en el concierto. Será un show impresionante. No habrá teloneros ni invitados, Los Stones tendrán la noche para ellos solos. Cuba nos abrió la puertas desde el principio. Hemos recibido todo el apoyo de las autoridades cubanas y ha sido un desafío apasionante tanto aprender del sentido de organización de los cubanos como a su vez, enseñarles como trabajamos”.

Toda Cuba espera la llegada de los Rolling Stones como si fuera un ciclón, pero, parafraseando al escritor y periodista cubano Max Lessnick, un ciclón que no se teme, sino que se desea. Un ciclón que va a barrer con muchos prejuicios y muchos años de marginación del rock bajo esa absurda acusación de ser “música imperialista” y que se recordará durante décadas. La sensación de que Cuba va ser el escenario de un verdadero acontecimiento histórico crece a medida que pasan los días. Incluso hay quien lo compara con la entrada de Fidel Castro en La Habana en el 59 y como cambió la historia de la isla. Salvando las obvias distancias, nadie que pise la capital de Cuba en estos días puede ser insensible a la excitación que se vive y a la sensación colectiva de que en la historia del país habrá un antes y un después del 25 de marzo de 2016.

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