The Rolling Stones, "un viaje por 60 años de historia"

Hablar de los Rolling Stones no sólo es hablar de música, es hablar del sentido de la vida y de los sueños de varias generaciones que a través de las canciones de la mítica banda británica han hecho de discos como "Exile on Main Street" o "Sticky Fingers" la banda sonora de una pasión que, después de 57 años de "Come On", el sencillo que lo empezó todo, sigue tan vigente como el primer día. Alberto Sánchez-Runde ha dedicado gran parte de su vida a esa pasión que para todo amante de la música significa The Rolling Stones. Sus satánicas Majestades entraron en su vida con apenas 12 años a través del disco "Aftermath" (1966), y hasta el día de hoy su colección de memorabilia y artículos únicos y exclusivos del grupo no ha parado de crecer con cientos de piezas de gran valor que estarán expuestas en el Centro Cultural Deputación Marcos Varcárcel desde el día 3 de septiembre, día de la inauguración oficial, hasta el 15 de octubre. ¿Cómo conoció la música de The Rolling Stones? Todo comenzó cuando tenía 12 años, a finales de la década de los 70. Mis hermanos mayores, ya adolescentes, organizaban guateques y bailes en casa, a los que yo no podía ni acercarme, pero sí escuchaba de vez en cuando la música que ponían, era el interés por lo prohibido. Yo ya no quería juguetes, sino discos. Le pedí a mi madre que me regalara uno, y llegó a casa con "Aftermath" (1966) de The Rolling Stones. No había pedido ningún grupo en particular, fue una casualidad. Mientras lo escuchaba me quedé prendado, fue bestial. Ese disco lo tengo enmarcado y dio comienzo a esa pasión por los Stones y su mundo. ¿Cuándo empezó su colección? Podría decirse que empezé a ser coleccionista hace unos 20 años, pero desde muy joven siempre he comprado y guardado artículos de los Stones. Después de aquel primer disco que me regaló mi madre ahorraba lo que podía de mi paga semanal para comprarme un vinilo cada tres o cuatro meses. Al empezar a trabajar empecé a adquirir cosas de la banda más caras y difíciles, hacía un gran esfuerzo, y mis amigos, que conocían de mi pasión por el grupo, si hacían algún viaje a Estados Unidos o Japón me trían cuando podían rarezas y ediciones especiales. En aquellos momentos, cuando no había internet, eran detalles por los que siempre les estaré y les estoy agradecido. ¿En qué momento dio el salto al coleccionismo más profesionalizado? Aunque suene a paradoja, hay que estar dentro del mundo del coleccionismo para poder acceder a determinados objetos. Un día, hace un par de décadas, vi en internet una subasta de discos de oro. Eran siete u ocho discos a un precio no demasiado exagerado. Este tipo de ventas de productos tan exclusivos suelen hacerlo coleccionistas que en un momento determinado necesitan el dinero y van vendiendo cosas sueltas. En este mundo del coleccionismo de primer nivel hay mucha seriedad. Los coleccionistas tienen apego y cariño a su colección, lo ven como algo propio, como parte de su vida, y quieren que el comprador de las piezas que ponen a subasta aprecien de igual manera esas piezas. ¿Destacaría a algún coleccionista en particular? Alan Taylor es uno de esos coleccionistas con los que creas relaciones de apoyo y respeto mutuo a través de una pasión común, una afinidad fraternal, y que hacen que te vayas metiendo dentro de un mundo en el que no todo el mundo puede entrar. Poco a poco el interés por adquirir piezas de coleccionista y mostrando seriedad se va avanzando hacia objetos de mayor importancia, ya a día de hoy las propias casas de subastas te mandan información de piezas disponibles. Pero en muchos casos son los propios coleccionistas con los que ya has tenido contacto los que hablan directamente conmigo para ofrecerme algunos de sus artículos de colección ¿Cómo son guardados y preservados este tipo de artículos? Hay que tener en cuenta que muchos de estos artículos tienen décadas de antigüedad, y deben estar preservadas de una manera especial. En parte hacemos un trabajo de preservación del mundo y de la cultura de la música. Muchas de estas piezas están en una cámara de seguridad, y por supuesto la colección cuenta con un seguro por su valor. ¿Por qué enseñar esta colección? Los coleccionistas somos grandes amantes de la música, y la música es una forma de vida en la que disfrutamos compartiendo nuestra pasión con los demás. Todo empezó en Ibiza hace unos meses, con Pep Pilot, uno de los grandes coleccionistas y directivos del sector musical de Baleares, y cuando vino a mi casa y vio parte de la colección me animó a compartir este legado, que era importante que la gente pudiera verlo. De ahí surgió la exposición en Faro de San Antoni, con Mariano Muniesa y Mariskal Romero presentando esa primera muestra, lo que nos ha llevado hasta aquí. ¿Qué destacaría de esta muestra en el Marcos Varcárcel? La colección es un viaje por seis décadas de música desde la perspectiva de The Rolling Stones, pero también de la propia historia moderna. Desde los reivindicativos 60 hasta la aparición del covid-19 y la suspensión de conciertos. Desde la locura y la libertad que se vivía en Estados Unidos en los años 80 hasta las restricciones culturales y los bloqueos que existían en Cuba y en la Unión Soviética. Es un viaje en el que se habla de la censura de portadas en la época de la dictadura en España, de las grandes giras con miles de personas y de lo que muchas generaciones han disfrutado con la música de los Stones.