La evolución de Picasso entre 1900 y 1907, en una exposición en Barcelona

 Una visitante observa 'Autoretrato como pintor', de Vincent Van Gogh, una de las mas de cincuenta obras de Picasso y otros artistas como Gauguin, Cézanne, Tolouse-Lautrec o Rodin, que ilustran, en la exposición 'Devorar París. Picasso 1900-1907', la evol
Unas 50 obras de Picasso, y otras de Van Gogh, Gauguin, Cézanne, Toulouse-Lautrec o Rodin, ilustran en la exposición 'Devorar París. Picasso 1900-1907', que se muestra en el Museo Picasso de Barcelona, la evolución del pintor malagueño desde su llegada a París hasta que se convirtió en líder de la vanguardia.

Jose OlivaEl director del museo, Pepe Serra, ha explicado hoy que esta exposición, que estará abierta al público desde mañana hasta el 16 de octubre, es 'la culminación de un proceso que intenta revisar, contextualizar y ofrecer una mirada crítica sobre la obra picassiana'.

En esos primeros siete años del siglo XX, un Picasso muy joven, de apenas 18 años, 'debate, compite, homenajea y copia al conjunto de la masa crítica cultural que se había concentrado en París en aquel momento', ha dicho Serra.

La comisaria de la muestra, Marilyn McCully, ha subrayado que la exposición pone un acento especial en la vinculación que hubo entre la obra de Picasso y la de Van Gogh, de quien se exhibe en la exposición una decena de obras.

'Picasso y Van Gogh vivieron experiencias paralelas a su llegada a París como jóvenes inmigrantes, pero a Picasso lo que más le llamó la atención del pintor holandés fue su forma de plasmar en el lienzo su forma de ver las cosas', ha argumentado la comisaria.

No es casual, ha añadido McCully, que 'con 90 años Picasso confesara que solo habían habido unos pocos artistas importantes en su vida, y uno de ellos había sido Van Gogh'.

Algunos críticos tacharon a Picasso de 'imitador' de las obras de artistas que descubrió en su primer viaje a París, y 'esta exposición demuestra lo desacertado de ese juicio, pues aunque Picasso no renunció a apropiarse de los hallazgos de sus contemporáneos o de los que descubrió en la historia del arte para forjar su propio estilo, nunca fue un imitador, pues es imposible confundir una sola de sus obras con la de otro artista', ha considerado McCully.

Procedentes del Museo Van Gogh, en la exposición se pueden contemplar una decena de obras del pintor holandés, como su 'Autorretrato como pintor' (1888), 'Trigal' (1888), 'La colina de Montmartre y la cantera de piedra' (1886), 'El puente de Courbevoie' (1887) o 'Mesa de café con absenta' (1887).

Ese autorretrato de Van Gogh establece un diálogo invisible con el 'Autorretrato con paleta' de Picasso de 1906, que proviene del Museo de Philadelphia, convertido además en el icono publicitario de la muestra.

El Picasso más simbolista acudió a la escultura en búsqueda de soluciones formales para plasmar sus ideas sobre el volumen y explorar las diferentes posibilidades expresivas de las formas tridimensionales, como demuestran el óleo 'Casagemas en su ataúd' (1901) y el bronce 'Celle qui tut la belle heaumière', de Auguste Rodin.

Tras una breve vuelta a Barcelona, Picasso se instaló definitivamente en París a partir de 1904 en un taller en la última planta del Bateau-Lavoir, que antes había ocupado el escultor vasco Paco Durrio, de quien se exhibe una cabeza escultura.

En el final del recorrido expositivo se puede ver a un Picasso que da 'el gran salto', en palabras de McCully, y que tiene fuentes de inspiración muy variadas, desde Cézanne y Matisse a la escultura ibérica y el arte africano.

En esta última sala 'dialogan' cuadros como 'Desnudo peinándose' (1906) de Picasso con 'Bañistas' de Paul Cézanne.

El Picasso que llegó a París como un joven pintor español de formación provinciana se había convertido ya en 1907 en un puntal de la vanguardia francesa e iniciaría un progreso que cambiaría el curso del arte en el siglo XX.

Te puede interesar