En el límite estoy, al límite voy...

Cinco de mayo de 1984, Pamplona, Pabellón Anaitasuna. Esa noche en la capital navarra, se pudo vivir para los afortunados que pudieron acudir a ese gran evento, un hito siempre recordado en la historia del rock estatal reciente: uno de los shows más apoteósicos nunca dados por Ramoncín en su ya larga trayectoria, en una ciudad que siempre le acogió con un afecto y una empatía muy especial -al igual que Rosendo, quien por ejemplo, aún siendo un artista que representaba, y representa la quinta esencia de Madrid, del Madrid de barrio, siempre tuvo una cantera de seguidores casi fanáticos en Euskadi o Catalunya- y en el que Ramón y sobre todo, la espectacular banda que llevaba en directo, había llegado a un punto de compenetración, de solidez, de fuerza, que en cada directo realmente dejaban a todos sus seguidores –y lo puedo afirmar por experiencia propia- exhaustos en cada concierto. Cosa que sigue haciendo ahora y puedo atestiguarlo, en tanto que no me he perdido ninguna de las actuaciones de Ramoncín en Madrid previas a la pandemia en los últimos años. En estos días, concretamente el pasado jueves 20 de mayo, Ramoncín vino a los estudios de Mariskal Rock Radio, donde hago de lunes a jueves mi programa de radio “Rock Star”, para presentar un nuevo disco en directo que recoge, con una calidad de sonido extraordinaria, ese mítico concierto de Pamplona que durante muchísimos años tuve en una cinta de video Betamax, grabado del especial emitido por TVE. En el transcurso de la conversación que Ramón mantuvo con Mariskal Romero en su programa “Musicolandia”, y en la cual estuve presente, nuestro hombre afirmó que al conservar en buen estado las cintas originales en las que se grabó el concierto, coincidiendo con la buena acogida que ha tenido el reciente documental sobre su vida como artista, “Una vida en el filo”, le pareció buena idea recuperar las cintas de aquella inmensa actuación y editarlas en forma de disco en este momento. Y así, aquí tenemos uno de los discos más fabulosos a mi juicio que se han editado en la historia de nuestro rock junto a “Rock &amp; Ríos”, de Miguel Ríos o “Directo” de Barricada: “En directo, Anaitasuna Pamplona, 5 de mayo de 1984”. El lanzamiento de este disco no solamente incluye la grabación de aquel concierto en vinilo -aunque el CD, puesto que no había material suficiente como para hacer un doble vinilo, contiene dos temas extra, “Nicaragua” y “Jugando Mal”- tiene una presentación magnífica, cuidadísima, muy pensada no solamente para el fan de Ramoncín actual, sino quizá especialmente para quienes ya éramos sus fans en 1984 y que grabamos aquel especial de TVE que yo aún conservo, gastadísimo, con las típicas líneas blancas y las imágenes descoloridas que les salían a las cintas de video una vez que se habían reproducido una y mil veces y con el audio ya prácticamente desaparecido. Resulta emocionante para alguien de mi generación ver las fotos de las fundas interiores, recordar aquellos años y en especial para mi, el texto entresacado de un artículo de la revista “Popular 1” escrito por el que fue uno de los locutores de radio rock más mítico de la FM madrileña en los 80 y los 90 y buen amigo mío, Mariano García, director y presentador del programa de radio “Disco Cross”. Igual que la portada del disco, una ilustración de otra leyenda, en este caso del mundo del comic, Carlos Giménez, a quienes muchos de ustedes conocerán por aquellas series de comic que se hicieron extraordinariamente populares entre finales de los 70, los “España Una”, “España Grande” o “España Libre”, así como sus descarnados relatos sobre los terroríficos hospicios del “Auxilio Social” para niños huérfanos de la guerra llamado “Paracuellos” elaborados a modo de novela gráfica. Pero volviendo al contenido musical de este directo, debo decir que si lo considero uno de los discos en directo llamado a hacer historia en el rock español es porque tiene la que es para mí, virtud esencial que debe tener un álbum en vivo: refleja a la perfección la atmósfera, el ambiente, la vibración que un público pasional y entregado al máximo, daba a todo el grupo en el escenario, que dispara cada canción con una mezcla genial de intensidad y de sensibilidad, de energía y de sentimiento, de zarpazo y de caricia. Tanto en el siempre agresivo “Putney Bridge”, “Rock And Roll Dudúa” o el “Hormigón, Mujeres y Alcohol”, cantado en parte en euskera como en la siempre estremecedora y sugerente “La Chica De La Puerta 16” o “Ángel de Cuero”, antes de llegar al apoteósico final con esa inmensa ráfaga de puro rock'n'roll que siempre me hace saltar como un loco sobre todo cuando la veo y escucho en directo, el imprescindible “Al Límite”. Aunque sea de manera un tanto difícil de explicar o de describir, este disco también transmite, a través de la emoción que la gente comunica con su entrega, lo que se vivía en el norte en aquellos controvertidos años 80, los tristemente célebres “años de plomo” en Euskadi. Todo el disco esta impregnado, tanto desde la gente como desde la energía casi iracunda que la banda desprende, de esa tensión liberadora que un concierto de rock siempre ofrece a mucha de la gente que ante una existencia difícil, precaria, amenazada, se evade de los problemas del mundo real desfogándose en un concierto de rock. No me importa en absoluto reconocer que soy seguidor y admirador de Ramoncín. Le considero un auténtico grande de nuestra cultura, como músico de rock, como poeta, como explorador del lenguaje y como actor. No siempre me ha gustado lo que ha hecho, y se lo he dicho en persona -por ejemplo, la para mi absurda etapa en programas de televisión como “Crónicas Marcianas” o “Moros y Cristianos”, que en mi opinión degradaban su imagen y su personalidad como músico de rock- pero además de seguirle como músico y artista, nunca creí en las acusaciones que se le hicieron en su etapa como miembro de la dirección de SGAE y me indignó el linchamiento mediático al que se le sometió, y del que pienso que muchos aún le deben como mínimo una disculpa, toda vez que los tribunales dictaminaron su inocencia de todas las acusaciones infundadas que se vertieron contra él. Hoy, con este magnífico lanzamiento, me reconforta muchísimo escuchar en este disco a aquel Ramoncín de mi vieja cinta Betamax del 84, disfrutar con una calidad excelente de aquella actuación llena de energía, de fuerza, de genuino espíritu rockero rebelde, transgresor y a la vez cargado de poesía, mirada limpia y radical honestidad. Lo recomiendo de corazón. Para fans veteranos y para neófitos, para quienes le vimos en directo presentando su disco "Corta" en el verano de 1982 en un viejo cine de Vallecas y para quienes simplemente piensan que era el presentador de “Lingo” en TVE o un tertuliano de la Sexta. Para todos será un placer.