'Miliki' escribe sobre la época de esplendor del circo y sus 'viejas glorias'

'Mientras duermen los murciélagos' es la nueva novela de Emilio Aragón 'Miliki', una evocación del mundo del circo, de una época de esplendor que parece acabada, y, sobre todo, de sus 'viejas glorias', esos artistas de la tercera edad apartados de la vida, explica a Efe el mítico payaso de 82 años.

Almudena GonzálezPerteneciente a una gran dinastía de artistas circenses, compositor de canciones insertadas en el ADN de toda una generación y pionero en la televisión con el inolvidable 'Había una vez un circo', Emilio Aragón Bermúdez publica su segunda novela para adultos, después de sus memorias y diversos libros infantiles.

'Ahora disfruto mucho escribiendo un libro, porque me he pasado 50 años de mi vida haciendo guiones de televisión, y esa presión me tenía escribiendo hasta las seis de la mañana, y a las ocho tenía que estar en plató', confiesa 'Miliki'.

'Escribir es maravilloso. Poder crear y desarrollar personajes y darles vida; personalidad; estar pendiente de sus detalles, de sus prioridades, preocupaciones... es un goce enorme. ¡A los personajes no hay quien los domine!. Y más a estos, que ya han pasado por todo lo que se puede pasar en la vida, por todas las fronteras, por todos los aplausos', continúa el artista sevillano (Carmona, 1929).

En 'Mientras duermen los murciélagos' (Planeta), Emilio Aragón nos cuenta la historia de Juan Carlos Barrachina, el mejor trapecista del mundo, que quiere huir de la Alemania del III Reich, en los estertores de la II Guerra Mundial, y para ello se sirve de un grupo de ancianos, 'viejas glorias', que milagrosamente se han salvado de un bombardeo sobre la Casa del Artista de Berlín.

Barrachina, desertor del ejército republicano y que vive con el peso de haber abandonado a su mejor amigo herido en el frente en la Guerra Civil española, acaba 'enamorándose' de los ancianos, que forman una compañía circense recorriendo Alemania y Francia en un destartalado autobús, perseguidos por la Gestapo que busca un misterioso sobre.

Sólo la ilusión de poder actuar de nuevo insufla una inusitada energía a esta singular compañía, a través de la cual, Emilio Aragón evoca el esplendor del mundo del circo, y aprovecha para aplaudir el apoyo que recibe esta disciplina artística de los poderes públicos en Francia.

Y es que, lamenta, 'el circo se acabó; ha cambiado mucho; no se le dan facilidades. Los ayuntamientos dan a las compañías terrenos fuera de la ciudad, a los que no es fácil llegar, y así no pueden levantar cabeza'.

A su juicio, ni siquiera el Circo del Sol es 'circo puro', sino un 'espectáculo basado en el circo', y recuerda que en aquellos años, las representaciones circenses 'no eran para niños; había solo una función los jueves por la tarde para público infantil. Las otras eran para adultos y era un público inteligente, porque un artista de circo era tan reconocido como un tenor de ópera', advierte.

Emilio Aragón escribe en el ordenador, en el que 'se apaña bien', y se ha documentado por su cuenta, recurriendo también a sus experiencias personales.

'He vivido bombardeos', rememora este artista, quien reconoce su debilidad por dos personajes de esta novela: los gemelos griegos Aetos y Moses, inspirados en los Hermanos Ferrer.

La parte del libro que se desarrolla en el búnker de Adolf Hitler y en la Gestapo, son 'ficción pura', explica Aragón Bermúdez, quien ya tiene otra novela terminada y está tratando de escribir una obra de teatro.

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