Ripstein tachó de 'subnormal' al jurado de San Sebastián y Trier confesó su empatía por Hitler

El mundo del cine, plagado de bocazas y meteduras de pata

Arturo Ripstein (Foto: Archivo)
El que tiene boca se equivoca, o si no que se lo digan a Lars von Trier confesando su empatía con Hitler en Cannes o a Arturo Ripstein despotricando contra el jurado del Festival de San Sebastián, que se suman a la lista de 'bocazas' del cine junto a Marion Cotillard o Sharon Stone
Von Trier, siempre más extremo, decidió el miércoles aquello de que 'muerto el perro, muerta la rabia' al comunicar que no hará más entrevistas ni afirmaciones públicas, todavía bajo los efectos del escándalo que montó en Cannes, donde dijo que sentía 'compasión por Hitler' y que le podía llegar a entender 'como hombre'.

Arturo Ripstein, tras irse de vacío del pasado Festival de San Sebastián, se retractó de sus crítica a un certamen que tachó de 'subnormal' y a cuyo jurado dio un cáustico repaso por no valorar su filme 'Las razones del corazón'. No son los primeros ni serán los últimos que pierden los estribos fuera de guion.
La francesa Marion Cotillard deslumbró al mundo como la Edith Piaf de 'La vie en rose', con la que ganó el Óscar, pero pronto perdió popularidad entre los estadounidenses. La razón: una entrevista para televisión grabada en 2007 en la que la actriz afirmó que las Torres Gemelas eran económicamente 'un pozo' sin fondo y que 'era mucho más costoso hacer obras, etcétera, que destruirlas'.

Bocazas en público
Aunque ya estaba retirada del cine, pocas simpatías levantó también Brigitte Bardot, que se metió en camisa de once varas en su libro 'Un cri dans le silence' ('Un grito en el silencio'). En él escribía perlas del tipo: 'Mientras entre los animales la raza alcanza cumbres de vigilancia extrema y los bastardos son considerados residuos a los que se deja pudrir en las perreras o a los que se mata sin compasión, a nosotros se nos reduce a sentir un orgullo políticamente correcto por mezclarnos'.
Otro abonado a la metedura de pata es Mel Gibson, quien primero fue desacreditado por su expareja, Oksana Grigorieva, al hacer público su reproche de 'si te viola un grupo de negros (utilizando el término despectivo 'niggers') será culpa tuya'. Después, el protagonista de 'Arma letal' no arregló la cuestión al espetar, en estado de ebriedad, a la policía que 'los judíos son responsables de todas las guerras en el mundo'. Llegó incluso a anunciar su retirada del cine por el bochorno.

Sharon Stone definió 'como una cama sin hacer' la cara de una compañera tan reputada como Meryl Streep, y Megan Fox levantó las iras de las feministas al decir que las actrices se venden 'a través del sexo, las tetas y el culo'.
Por otro lado, el actor Sean Penn dijo antes de quedarse sin el Óscar por la película 'Pena de muerte' que su actor favorito era él mismo, aunque luego ganó Nicholas Cage, y Olivia de Havilland, en cambio, brilló por su falta de modestia al recoger su segundo Óscar en 1949 diciendo: 'Gracias a la Academia por reconocer una vez más mi talento'.

Finalmente, no podía faltar el gran 'enfant terrible' del Hollywood dorado, Errol Flynn quien, siempre trasgrediendo, se burló de todo el entramado del 'star system' de Hollywood diciendo: 'Os podéis meter este sitio donde el mono metió los cocos'.

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