Reverte redescubre a Jack London en su nueva aventura por Alaska y Canadá

El que contrajera malaria en su viaje al Amazonas hace cinco años no ha cambiado el deseo de Javier Reverte de vivir una nueva aventura, de la que nace ‘El río de la luz’, una exploración por Alaska y Canadá con la que el escritor redescubre a Jack London, y ‘un ajuste de cuentas’ con su anterior viaje.
Ajuste que, en palabras del escritor, también lo es con su ‘pasado de lector imaginario’ y con el que invita a sus lectores a descubrir las huellas y el aroma de Jack London, a quien ya conocía como novelista y de quien ha conocido ‘su alma, su ternura y su vida de vagabundo’, ha explicado hoy Reverte en la presentación.

Desde Vancouver y hasta alcanzar el nacimiento del río Yukón, Reverte sigue los pasos del aventurero estadounidense y viaja a los días de la fiebre del oro, adentrándose en la expedición de las cerca de 100.000 personas que viajaron desde el sur de Alaska hasta las tierras del interior.

Todo para llegar a Dawson City, el centro de aquella quimera del oro y una ciudad que, en opinión de Reverte, ‘aún conserva el espíritu de aquel tiempo’, pero en la que el encuentro con el metal más preciado queda hoy para las grandes compañías.

‘El río de la luz’ (Plaza Y Janés) es el resultado de un viaje de tres meses que empezó con cuatro compañeros y que siguió en solitario para sentir la naturaleza libre de Alaska, regresar a Vancouver en tren y explorar la idiosincrasia canadiense.

Después de bucear en ella, Reverte concibe Canadá como un país ‘muy humilde que siempre está en un segundo plano, pero donde todos nacen socialdemócratas y sienten un gran respeto hacia la naturaleza’.

El título del libro evoca, una vez más, la pasión de Reverte por los ríos. Y es que, para el escritor, frente a ‘la inmensidad terrible del mar, el río tiene algo de amigo del hombre y mucho que ver con la vida’.

Pero si ‘El río de la desolación’ era un libro melancólico que reescribía un viaje que casi le costó la vida a su autor, ‘El río de la luz’ es su reverso: ‘muy optimista y cargado de alegría’.

Y también es, una vez más, la confirmación de que Reverte es un viajero incansable fascinado por la palabra aventura, entendida como ‘asomarte a aquello que no conoces, arriesgarte en territorios desconocidos, no para jugarte la vida sino para jugarte lo que tú eres y saber qué eres frente a lo desconocido’.

Entre otras muchas cosas, esta travesía ha enseñado a Reverte, autor de una larga lista de títulos de viajes, novela y poesía, a sentir ‘lo intensa que es la vida remando, donde el cansancio físico se convierte en una aventura mental’.

‘Eso es lo mejor de los viajes’ -asegura’descubrirte en ti con todo aquello que te puede sorprender’. Y porque un viaje ‘pone en juego tu inteligencia y tu resistencia’, el autor sostiene que ‘los políticos españoles deberían viajar más’.

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