La muestra recorre 50 años de creación y está compuesta por 75 obras entre pinturas y dibujos

Xosé Luis de Dios expone en casa

El ourensano Xosé Luis de Dios posa junto a una de sus obras en el Centro Social de Caixanova. (Foto: Daniel Atanes)
El Centro Social Caixanova inauguró ayer una exposición del artista ourensano Xosé Luis de Dios, que recorre 50 años de su trayectoria, a través de 75 obras entre acrílicos, óleos, dibujos y libros ilustrados. La muestra llega a la ciudad de As Burgas tras visitar, con gran éxito, la ciudad de Vigo, y podrá ser visitada hasta el 4 de mayo.
Un recorrido por los últimos 50 años de trayectoria del pintor y dibujante ourensano Xosé Luis de Dios es lo que presentó ayer el Centro Social Caixanova, a través de una exposición retrospectiva compuesta por 75 obras entre acrílicos, óleos, cuadernos de dibujos, libros ilustrados y dibujos.

Xosé Luis de Dios pertenece a una generación de artistas nacidos en plena postguerra en Ourense, más conocidos como el grupo de ’Os Artistiñas’ o el de ’Volter’, compuestos por grandes pintores, escultores y escritores de la talla de Virxilio Fernández, Xaime Quessada, Acisclo Manzano, Xavier Pousa ó Buciños.

El pintor ourensano, nacido en 1943, manifestó sentirse ’incómodo’ respecto a ser reconocido a través de esta muestra, pues ’no soy muy dado al exhibicionismo, me gusta más el retiro y el silencio’. Además, De Dios agradeció la labor de la comisaria de la muestra, Mercedes Rozas, aunque señala que ’la selección de la obras queda corta, pues siempre es insuficiente el espacio para una retrospectiva’. Sin embargo, subrayó que se ’mantiene un hilo interior que une todas las etapas de mi creación y del devenir de mi vida’.

Respecto al panorama pictórico local, señaló que ’las cosas van como pueden, pero es una época interesante a pesar de que el sector tenga dificultades para la gente joven’. En relación a su pasado como miembro del grupo ’Volter’ y de los ’Artistiñas’, aclara que fueron un grupo de artistas que, sin quererlo, ’provocamos un clima eufórico, divertido e interesante. Hoy en día, cuando entro en Ourense, que ahora es gigantesco, cierro los ojos y pienso en el pasado y en que me faltan muchos amigos, lo bueno es que aún queda buen vino del Ribeiro’, concluyó.


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