El Pazo, sexto jugador de un COB que mostró su mejor juego en la segunda mitad para vencer al Araberri y meterse en la final del play off de ascenso

Binomio ganador

El preparador físico del COB, Rubén Vieira, celebra la victoria en un banquillo exultante.  (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
No en el Pazo. El gesto que el congoleño Dikembe Mutombo hizo famoso moviendo su dedo índice como signo de negación cuando alguien pretendía usurpar su zona en los play off de la NBA bien valdría para representar lo ocurrido en un play off apasionante que el COB supo ganarle a los puntos al Araberri. 'Not in my house', decía Mutombo. No en el Pazo dejó claro el COB.
La afición volvió a ser clave y el equipo ourensano demostró que es temible cuando lo empujan desde la grada. Desde el salto inicial se vio otra chispa, otra intensidad. Nada que ver con las limitaciones mostradas en el cuarto partido y mucho menos con la relajación inicial del tercero.

El COB salió a morder y clavó sus dientes del inicio. 'Lo importante es defender bien. El ataque si no es antes será después, pero ya llegará', dijo Rafa Sanz hace días. Así fue. Le costó ver aro en el primer cuarto a los ourensanos pero al menos trabó el camino del suyo al rival. Se cebó con los jugadores que lo derrotaron en los partidos de Vitoria, Ortiz de Pinero y Arcelus, y lo pagó sin excesivo daño con la aportación interior. Ausina, Thompson, Riveiro y Uriarte llevaron el paso anotador del equipo pero sin la pegada y la continuidad que lo pueden hacer sus perimetrales.

La primera racha anotadora, de Alberto Miguel, sirvió para avisar. Ocho puntos de ventaja (27-19) que se acabaron de esfumar con un triple de Ortiz de Pinedo, su primera canasta (28-29).

El Araberri llegó al descanso por delante pero el COB ya había mostrado su contundencia. Con Hill y Guillandeaux desaparecidos, con Vicens, Webster y Pantín sumando cuatro puntos entre los tres y con la pareja de bases tirando dos veces a canasta, los ourensanos estaban a rebufo y habían intentado romper el partido.


49 PUNTOS ANOTADOS

La segunda mitad fue otra historia. Otra vuelta más de tuerca a la defensa cambió el decorado.

El Araberri se asfixió y no fue capaz de atacar ante un COB entregado al trabajo defensivo. Los vitorianos sólo pudieron anotar de tiros libres y vivieron de las 12 faltas pitadas a los locales. 14 tiros libres concedidos que le sirvieron a los de Iñaki Merino para no despedirse del partido por la vía rápida pero no suficientes para competir con un COB amparado por Webster. El americano anotó todo lo que le cayó en las manos. Triples, canastas cerca del aro y tiros libres. 13 puntos en seis minutos que lideraron la escapada buena (46-36).

El Araberri ya no volvió a tener opciones. Aparecieron los triples aislados, el oficio de Ausina y Riveiro y la presencia de Thompson pero sin la continuidad necesaria para detener a un COB lanzado. Con un Alberto Miguel demoledor en cada ataque y un Webster infalible. La goma se estiró entre los diez y los seis puntos hasta que las fuerzas del Araberri dijeron basta.

Cárdenas, Movilla o Fernández habían anotado poco pero su trabajo había sido clave. Como la presencia de Pantín en las zonas o la solidez de Koffi. Habían hecho su trabajo, habían eliminado a un rival que murió en la orilla pero con una indiscutible sensación de equipo trabajado y honrado.

La explosión de júbilo del Pazo y la comunión post partido fueron el fin de fiesta a un play off que se preveía exigente y que confirmó su dificultad en cada partido de la serie. El Araberri sale por la puerta grande pero su queda en el camino. El COB se mete en la final pero con la enfermería a rebosar y una plausible lección de profesionalidad que le sirve para enterrar fantasmas recientes. Queda la final, queda lo mejor y de nuevo con el Pazo como protagonista.

Te puede interesar