El Bosco Salesianos se enfrenta a madre de todas las batallas

La plantilla del Bosco, antes de comenzar una sesión de entrenamiento en el pabellón de Salesianos.
photo_camera La plantilla del Bosco, antes de comenzar una sesión de entrenamiento en el pabellón de Salesianos.
El Bosco Salesianos cerrará mañana la liga en Porriño frente a un rival directo, se salvará si gana y, si cae derrotado, descenderá por los arrastres

No va más. Toda la gasolina que le queda en el depósito al Bosco Salesianos tendrá que ser utilizada mañana sábado, desde las 19:00 horas, en Porriño.  La Liga EBA se despide y lo hace con una final sin comillas para el equipo que dirige Nacary Rojas. Se ven las caras ante un rival directísimo con una sencilla fórmula que resume todo: si gana, seguirán en la categoría. Si pierde, caerá arrastrado por el descenso del Tormes procedente de la LEB Plata. En esta opción, la negativa, el Bosco dependería de un futuro ascenso de una escuadra de su grupo para recuperar la plaza. Similar a lo que ocurrió la pasada campaña. Llegaron los arrastres y, con ellos la preocupación, pero los ascensos del USAL La Antigua y el Santurtzi arreglaron el entuerto. Nada que se deba descartar, pero mejor que dependa de uno mismo.

“Tenemos ganas de que empiece el encuentro, los jugadores han entrenado muy bien durante toda la semana. Y lo han hecho pensando que es un partido más, sin tener encima un exceso de presión y con el mismo sistema de trabajo. Es lo bueno de tener un equipo joven, que se ejercita con la cabeza despejada después de una victoria o tras una derrota. Seguramente va a ser un partido más de corazón que de baloncesto y hay que saber controlar las emociones. Tenemos que salir a la pista con confianza y sabiendo explotar nuestros puntos fuertes. Manejamos un mejor lanzamiento exterior y hay que tener la decisión para levantar los tiros, sin presión ni miedo”, destaca Nacary Rojas.

Sin bajas

Bosco y Porriño llegan empatados con 10 triunfos en su casillero. El precedente más cercano, el duelo de la primera vuelta que se saldó con triunfo ourensano por 71-69. “El basketaverage, al ser tan poca diferencia, no entrará en juego hasta el final”. Ahora el factor pista cambia de lado, con las ventajas que trae asociadas. Y en tierras porriñesas intentarán jugar sus bazas. “Sabemos que la gente allí va a apretar mucho, pero también lo hizo la afición de Marín hace dos jornadas y conseguimos sacar un triunfo importante. Ellos son un equipo con experiencia, más veterano. Tenemos que tratar que ese factor no sea decisivo”, analiza la preparadora.

Todos los soldados alistados para esta batalla. No hay lesionados en el Bosco, que jugará con todo. En el bando rival se juega más al despiste. “La pasada semana reservaron a algún jugador importante, pero creo que van a estar todos disponibles. Es una final y en estos casos juegas, o lo intentas al menos, como sea”, avanza Rojas. Íker Besada es su principal referencia ofensiva. Juega con una lesión en el hombro desde hacer tiempo, pero no se operará hasta que no termine el curso.

La capacidad de anotación de Manu Varela e Isaac Vázquez, el rebote de Tape y Villalba, la solidez de Preotu, los partidos a la espalda de David Guerra… Elementos a tener en cuenta en un duelo que necesitará de todo aquel que ponga un pie en la pista.

Llega el momento de la verdad para un Bosco Salesianos que este año las ha visto de todos los colores. Con una trayectoria de menos a más afrontan un final con el destino en sus manos. Y eso es mucho decir. Una plaza en la Liga EBA está en juego. Para el club y la ciudad. Una recompensa que obliga al último esfuerzo en territorio hostil. Será mañana cuando las ganas contenidas deberán servir para anotar canastas y capturar rebotes. 

Te puede interesar