El empate a un tanto del equipo vigués con el Peralada en el partido de ida del playoff de ascenso mantiene las opciones del conjunto ourensano
Cuestión de esperar y apretar tras el descanso. Era el plan del Rápido de Bouzas de Patxi Salinas ante el potente Perelada. Así lo hizo y en la primera mitad sobró el gol visitante. Probablemente, el tanto forzó la entrada antes de lo previsto de Carlos Pereira al campo y esta fue una noticia excelente para su equipo, para el fútbol y para el público.
En la primera mitad, el plan de contención y desgaste del equipo vigués salió casi bien, pero tenía el verso suelto de Corominas. Uno de los mejores futbolistas que pasaron por el campo de Bouzas en competición oficial. Lo sabía Patxi Salinas, lo intentaron neutralizar, pero el Peralada tenía el balón en la primera mitad y, si llega con él controlado a zona de ataque, lo habitual es que lo toque el mediapunta. Y eso son malas noticias para el Rápido o cualquier rival del equipo de Girona.
Puso un centro al área desde el lateral que envío Ernest Forgas fuera desde la frontal del área pequeña. En la siguiente acción comentó una triangulación en banda izquierda para hacer el desmarca, recibir en el área y definir ante Diego. Superó al portero pero llegaban Cotilla y Vieytes para el despeje. No se entendieron, el lateral golpeó contra el central y el balón terminó en el fondo de la red.
Apenas hubo noticias del conjunto de Bouzas en la primera mitad. Salvo un balón en largo que cabeceó Tomás para la dejada y pegó en el brazo de un defensa. El equipo vigués pidió penalti, pero Néstor Horderas no lo entendió así y el encuentro llegó al intermedio.
Patxi Salinas intercambió unas impresiones con el colegiado camino del túnel de vestuarios para después indicar a Carlos Pereira que saltaba al campo en el inicio del segundo acto. La modificación cambió al Rápido, cambió el encuentro, emocionó al público y ganó el espectáculo.
El atacante es el particular Iago Aspas de Tercera. En su día descubierto por Juan Carlos Andrés ejerce de ratón, incordio para rivales y árbitros y, en ocasiones, puede desesperar tanto al oponente como a su propio equipo. Ayer trajo de cabeza al hasta aquel momento ordenado Peralada. La segunda mitad fue una transformación absoluta del equipo vigués, capitaneada por el particular loco bajito del Rápido.
En la primera acción del segundo acto, Diego Diz llegó a la frontal para asistir a Tomás, pero sacó Gianni a una mano. Era la declaración de intenciones de un conjunto de Bouzas que se adueñó del balón y realizó quince minutos de presión absoluta, metió al Peralada en su campo y disparó, pero sin acierto, hasta que llegó la segunda amarilla a Adrián.
En inferioridad, Salinas volvió a mover a su equipo y Pereira pasó al centro. El enfrentamiento entró en una especie de locura en la que el Peralada desperdió dos contras de libro y Carlos asistió a Pardavila, para que el extremo enviara sólo al lateral de la red y en la siguiente acción llegó la pena máxima. Disparo desde la frontral al brazo de Traoré, mediocentro de tal despliegue físico que el Pujales se le hacía pequeño. Pena máxima que convirtió el propio Carlitos. Empate y la eliminatoria se resolverá el próximo domingo en Girona.
