Bruno, el de los penaltis

Está claro que si el Pabellón vuelve a estar en una semifinal de la Copa Diputación se lo debe en gran medida a los reflejos de su portero Bruno Rielo Gómez (12-8-2004). El joven cancerbero pabellonista ha parado un total de siete lanzamientos en las eliminatorias de dieciseisavos, octavos y cuartos de final, donde hubo sendas tandas de penaltis. “Es un don y al haber comenzado como jugador también sabes lo que piensa una futbolista antes de tirar los penaltis, además le pregunto a otros mejores porteros en qué se fijan. Aunque creo que también es importante tener suerte y confianza en ti mismo”, asegura Bruno. Llegó a la cantera franjiverde de la mano de su madre Beatriz con tan solo cuatro años y tras su primer año en alevines decidió ponerse los guantes. Su primer gran logro fue ganar la Liga Gallega de infantiles, hasta que esta temporada se produjo su debut con el equipo de División de Honor juvenil: “Fue un gran momento disputar mi primer partido ganando en Basander por 0-2, sentí un gran orgullo, aunque la pena fue no habernos mantenido en la categoría, pero es algo que te queda para toda la vida. Éramos mucho más jóvenes que los del año anterior y eso pasó factura”. De todas maneras y una vez finalizada la competición, el entrenador Luis Parada, del Pabellón sénior, confió en él para la fase de ascenso a Primera Galicia, donde ya dejó claro la virtud de parar penaltis, como el que sirvió para eliminar al Ribadavia y mantener la portería a cero en la final ante el Rúa, ganando su equipo a falta de tres minutos para acabar la prórroga. Sus paradas Pero la historia de Bruno adquirió una gran relevancia durante la presente Copa Diputación. En dieciseisavos de final, se enfrentaron al Vilariño, donde tras igualar 1-1 se llegó a la tanda de penaltis. El meta pabellonista había sustituido en el descanso a Martín, titular durante la liga, y a la hora de la verdad cumplió parando los lanzamientos de Roi y Pedro. “Lo primero que me fijo es en la calidad del jugador, en la posición según coloca el balón sobre el césped y luego confiar en un lado sabiendo que el chico está nervioso”. Llegarían más tarde los octavos y allí se enfrentó a un Cortegada que consiguió levantar un 2-0 y forzar los penaltis a falta de siete minutos. En ese momento el entrenador del Pabellón no dudo en poner a Bruno. “Lo que pensaba cuando me llama para entrar es que el equipo me necesita y el técnico confía en mí y eso me agranda para jugar el siguiente partido”. En esta ocasión detuvo los tiros de Cani, Casares y Toti. Se llega a cuartos para medirse al Maside y allí Bruno comenzó como titular, siendo el que mantuvo con grandes intervenciones el empate sin goles, llegándose por tercera vez consecutiva a los penaltis, donde su figura se agigantó después que sus compañeros fallaran los dos primeros lanzamientos. Los masidaos, que habían desviado un remate, tenían en el quinto penalti ejecutado por Manu Bardelás la posibilidad de ganar. “Fue un momento que piensas muchas cosas, como que va a asegurar. Intentó colocarla, aguanté y logré parárselo”. Se llegó al fallo y una vez más Bruno estuvo colosal ante el disparo de Rivera. “Fue muy bien tirado, pero desde un principio, cuando cogió el balón, sabía que iba hacia ese lado. Lo paré con todo y a la semifinal”. Ahora vendrá el Allariz, la penúltima prueba, sin embargo, al portero pabellonista no le disgusta el emparejamiento: “Me parece un rival competitivo, con buenos jugadores ante quienes lucharemos para llegar a la final, pero pase lo que pase siempre con la cabeza alta”. ¿Habrá penaltis?