Después de caer ante el Universidad de Valladolid, el Pabellón afronta la recta final de liga virtualmente descendido
Hasta la jornada pasada, el Pabellón de Liga Femenina 2 hacía castillos en el aire pensando en una posible remontada durante la segunda vuelta de competición. La victoria sobre Valladolid y Oviedo se antojaban factibles y con ellas podría llegar la salvación.
Ahora, tras la estrepitosa caída a la tierra después de perder contra las vallisoletanas y con el equipo ourensano virtualmente descendido, es momento de buscar las claves que han llevado al decano de la competición a esta surrealista situación.
1.- Falta de planificación
Quizá el principal problema del Pabellón ha sido la real y patente falta de planificación interna del equipo. Tras una malísima temporada 2013-2014, en la que la salvación se logró con tan solo tres victorias, no hubo cambios sustanciales en el planteamiento. Por extensión, mismos errores agravados por otra serie de condicionantes, internos y externos.
2.- Ausencia de dinero privado
Una situación común al resto de equipos de la provincia y quizá el argumento más utilizado en estos últimos meses. El dinero de subvenciones desciende exponencialmente año tras año y el Pabellón se ha mostrado totalmente incapaz de generar recursos que cubran la ausencia presupuestaria. Tampoco se ha logrado enganchar al público ourensano y cada jornada se reúnen prácticamente los mismos aficionados en la fría cancha de Os Remedios. No hubo campaña de captación de abonados ni se promocionan los partidos de cara a generar ingresos.
3.- Plantilla insuficiente
Como consecuencia directa de los dos anteriores factores, el equipo ourensano no ha configurado una plantilla lo suficientemente profunda y competitiva para disputar una competición como la Liga Femenina 2, la segunda categoría del baloncesto español. El ideario de formación de jugadoras de base para el equipo es correcto pero no el cargarles de responsabilidad sin darles tiempo para crecer. En cuanto a los refuerzos para revertir la situación a mitad de temporada, más de lo mismo, tropiezo tras tropiezo.
4.- Equipo poco trabajado
Por los motivos que sea, el conjunto ourensano no da la sensación de ser un equipo solvente en la cancha, ni en ataque ni en defensa. Los rivales ya conocen como juega el Pabellón y cada vez le cuesta más competir en los partidos. Pocas alternativas y juego predecible, el mayor mal en este aspecto en un grupo de jugadoras que ahora mismo rinden a niveles parecidos o inferiores al del inicio de la pretemporada.
5.- Debilidad mental
Cuando todo lo que haces sale mal y la racha de resultados adversos se aproxima a records históricos nacionales, es imposible mantener la fortaleza psicológica. El último episodio, la pasada semana en Valladolid, en el que dejaron escapar una ventaja de 17 puntos para caer una vez más. Difícil justificación para dos campañas dignas de una novela de terror.
Ahora, con el objetivo de inicio de temporada descartado, la motivación debe estar en por lo menos concluir la temporada con la cabeza alta, ganando al menos un partido.
Restan ocho oportunidades para lograrlo, el primer intento, el sábado ante Cortegada.
