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"Choca esos cinco"

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photo_camera Jugadores juveniles del Seixalbo y la UD Ourense se saludan en Salesianos. (LORENA DOMÍNGUEZ)

El juvenil del CD Seixalbo es el equipo con menos tarjetas recibidas de los 356 que han militado esta temporada en todo el fútbol gallego con cinco amarillas

El estadio de O Couto acogió hace unas semanas la  Copa de Campeones de juveniles. El Real Madrid  de "Guti" se alzó con el trofeo ante el Málaga. Portadas en prensa escrita y partidos televisados en directo. Algunos de esos jugadores estarán ya este año en el fútbol profesional. Son la élite de una categoría en la que la mayoría de los equipos hacen poco ruido y reciben menos atención. El CD Seixalbo es uno de ellos. 

No ha alzado ningún trofeo ni se ha acercado a los títulos, pero pasará a la historia como el equipo más deportivo de todo el fútbol gallego en esa categoría. ¡Y eso no es poca cosa! Galicia cuenta con 356 equipos juveniles federados, más de 7.000 fichas, y el equipo que entrena David Martínez cierra la campaña con cinco tarjetas recibidas.  Tres amarillas a jugadores, una al propio técnico y otra a su ayudante, José Alberto Cid.

En su mismo grupo el que más se acerca es el Monforte, y recibió 12. En Primera, equipos como el Ourense CF, la UD Ourense o el Bosco superan las 50. El CD Marte, de la Segunda de A Coruña, estuvo cerca. Cuatro amarillas y una roja. Al Seixalbo no le expulsaron a nadie.

"Va en los chavales y en el equipo. Es humildad, disciplina, creer en los valores. Es lo que hemos intentado inculcar desde el primer día, pero además los chavales son así", explica el técnico, David Martínez.

"Uno venía del tenis"

A él le tocó dar forma a un equipo que tiene a la única fémina en el fútbol provincial juvenil, Lorena, a tres jugadores senegaleses, Moustapha, Joel y Boubacar, que necesitaron trámites administrativos interminables y agotadores para conseguir la licencia y una retahíla de jugadores para los que el fútbol mantiene la pasión por el deporte por encima de los resultados: "Tenemos chicos que sabían jugar más o menos bien y llevan el peso del juego, pero otros no habían jugado en su vida. Tenemos uno que venía del tenis, otro del karate y alguno que no habían querido en otros clubes". Y añade la guinda a un cóctel solo para valientes: "Yo no había entrenado nunca a un equipo".

Pedir perdón y dar la mano

Poca experiencia, nivel limitado y físicos poco trabajados. La pócima para competir era sencilla: "No han faltado a un solo entrenamiento en toda la temporada, ninguno. El que no podía venir por un examen o por algún problema en casa avisaba antes. Y venían con la equipación impecable todo los días". Eso en junio es fácil contarlo: "El invierno es más complicado. Luego hay exámenes, novias... Pero la clave es el respeto, el que tienen con los contrarios pero también el que se tienen entre ellos, con el equipo. Por eso no faltaban nunca ni protestaban jugasen más o jugasen menos".

Los buenos resultados racanearon, pero acabaron la liga con 14 puntos y 30 goles a favor. Alguno inolvidable: "Cuando pasas muchos partidos sin ganar siempre cuesta un poco más, pero a veces incluso me animaban ellos a mí. Un partido vinieron todos corriendo a dedicarme un gol. Se me saltaron las lágrimas".

Ahí está el resumen de la temporada, el porqué del éxito de un equipo complicado de repetir sean cual sean los resultados la temporada que viene: "Son amigos. No se conocían de nada y han jugado al fútbol contra equipos mucho mejores, pero lo más importante es que son amigos. Y yo también me considero amigo suyo".

Los goles son secundarios por una vez. En esta historia lo importante está en las formas: "Si hacen una falta piden disculpas. Si hay un choque o una entrada dura, también. No importa cómo vaya el partido. Eso lo tienen claro y lo han hecho desde el primer partido". Y ahí está el resultado: cinco tarjetas amarillas y dos no son a jugadores: "Nos echaron la bronca". Bromea, aunque fue cierto.

Carlos García es uno de los árbitros que han dirigido alguno de sus partidos. El mejor mensajero posible para contrastar la información: "Llama la atención la educación que tienen. Sorprende mucho, y más en una categoría en la que los jugadores ya están un poco revolucionados".

"Lo había dejado la novia"

Cuesta quitarle líneas cuando todo lo que cuenta resulta tan ajeno a un deporte en el que se destacan  otras virtudes: "Uno de ellos quería dejar de estudiar, pero entendió que era absurdo jugar al fútbol si no iba a vivir de el y no tenía futuro estudiando. Va a acabar el curso. Otro me llamó para decirme que estaba hundido, que lo había dejado la novia. Uno me trajo las notas a la farmacia en la que trabajo. No era muy buen estudiante y solo ha suspendido una. No tiene padres y vive con su abuela". 

Y hay que pararlo en la retahíla de anécdotas con las que saca pecho de sus "chicos". Y chica: "Lorena era la fotógrafa del equipo (la que refleja este artículo es suya) porque juega su hermano Sergio. Nos enteramos que también podían jugar chicas y le hicimos ficha. ¡Y ha jugado muchos partidos! Le encanta el fútbol".

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