Dos horas en coche separan Girona de Lleida. Sólo diez días hace de la visita del COB al equipo ilerdense, pero un abismo dista del equipo ilusionado, cimentado en la colectividad y confiado en sus posibilidades del rival apático, resignado, fallón y moribundo al que le pasó por encima el Girona.
El COB sigue vivo en la pelea por la permanencia por las miserias de sus rivales directos, pero vuelve a apestar a LEB Plata como antes de la llegada de Rafa Sanz al banquillo. Huesca, Palencia y Alcázar también salieron duramente zarandeados de sus partidos pero de nada valdría que siguieran así el resto de la Liga si el COB no gana. Los ourensanos comenzarán una semana clave de la peor forma y el miércoles el Obradoiro y sobre todo el domingo próximo el Huesca pueden acabar de enterrarlo.
Las sensaciones no pudieron ser peores. El COB salió a la pista sin intensidad ni lucidez. Lo segundo es grave, lo primero es imperdonable cuando estás jugándote la vida en la Liga. El Girona se frotó las manos constantemente con un rival generoso en la zona y que defendía con la vista en el perímetro.
La primera mitad fue mala, pero la segunda fue nefasta. Si en los primeros 20 minutos los ourensanos tuvieron orgullo para mantenerse vivos aunque a distancia en la segunda, el Girona destrozó el partido con facilidad del que juega contra un rival de otro tonelaje. Sin escrúpulos, y sin espíritu para oponer resistencia en el COB, el Girona masacró a un rival pésimo y lastimoso.
Inesperado retroceso de un Aguas de Sousas que parecía haber recuperado el orgullo, que parecía haber encontrado el camino para al menos pelear por la permanencia y que parecía no querer confirmar su injustificable falta de implicación con un club y una afición de los que están a años luz.
El miércoles toca derbi, llega el Obradoiro. Cuerpo a tierra.
Las sensaciones no pudieron ser peores. El COB salió a la pista sin intensidad ni lucidez. Lo segundo es grave, lo primero es imperdonable cuando estás jugándote la vida en la Liga. El Girona se frotó las manos constantemente con un rival generoso en la zona y que defendía con la vista en el perímetro.
La primera mitad fue mala, pero la segunda fue nefasta. Si en los primeros 20 minutos los ourensanos tuvieron orgullo para mantenerse vivos aunque a distancia en la segunda, el Girona destrozó el partido con facilidad del que juega contra un rival de otro tonelaje. Sin escrúpulos, y sin espíritu para oponer resistencia en el COB, el Girona masacró a un rival pésimo y lastimoso.
Inesperado retroceso de un Aguas de Sousas que parecía haber recuperado el orgullo, que parecía haber encontrado el camino para al menos pelear por la permanencia y que parecía no querer confirmar su injustificable falta de implicación con un club y una afición de los que están a años luz.
El miércoles toca derbi, llega el Obradoiro. Cuerpo a tierra.
