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Deporte profesional y salud

Rafa Nadal o Santi Cazorla, ejemplos de deportistas que llevan hasta el límite su vida competitiva

Se dice que el deporte profesional es malo para la salud. No está cientificamente demostrado pero sí es verdad que la exigencia en la élite es muy grande, aunque tampoco es menos cierto que en el deporte amateur se hacen auténticas locuras. Tal vez cada vez menos, porque hasta los "populares" son cada vez más "profesionales", pero prolifera, por ejemplo en el atletismo, el deportista de fin de semana, ese "runner" más que ocasional que se levanta media hora antes de una carrera y al que todavía le da tiempo a desayunar. O aquellos que juegan a ser superdotados aventurándose con los maratones o incluso las pruebas de ultradistancia sin estar preparados para ello.

La competición está llena de ejemplos de deportistas que llevan hasta el límite sus cuerpos. Rafa Nadal, que se queja amargamente de la sobrecarga de torneos de la ATP, es uno de ellos. En los últimos tiempos las lesiones han sido compañeras inseparables del mallorquín y la pasada semana se retiró del  Masters de París para ver si puede disputar en condiciones las Finales de la ATP.

Para calvario el del futbolista español del Arsenal Santi Cazorla, que en 11 meses lleva ocho operaciones en la zona del calcáneo y el tendón de Aquiles. Su sueño, más allá de competir, es también poder llevar una vida normal. 

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