Felipe Iglesias está desde ayer en Bosnia. Regresa a un país en el que estuvo hace 22 años, pero entonces como soldado profesional. Fue uno de los ourensanos que vivieron la Guerra de los Balcanes. La entrevista a La Región nos la concede solo horas antes de iniciar el viaje.
Esta mañana comienza su andadura en el Campeonato de Europa de Jiu Jitsu. La hace en la categoría de -56 kilos y busca la que sería su cuarta medalla continental. Reconoce que llega ilusionado y con ambición, pero esta vez será un torneo diferente. Y no por la competición en sí.
¿Nervioso?
No, con ganas de llegar y de ver cómo está todo aquello. Tengo claro que no lo reconoceré, que quizá pase por algunos sitios en lo que estuve y no se parecerá en nada al recuerdo que tengo.
¿Cómo acaba uno esquivando bombas?
Era soldado profesional. Es lo que había elegido y para lo que me había preparado.
¿Y estaba preparado?
Sí. En la base Figueiredo (Pontevedra) nos estuvieron preparando durante meses para ir allí. Preparación de todo tipo, pero sobre todo psicológica.
¿Qué recuerdos tiene?
Muchos. Estuvimos allí siete meses. Era muy joven y muy inconsciente. Cuando ya llevas allí unas semanas te vas dando cuenta de dónde estás y cuando vuelves acabar de asumir todo lo que has vivido. Todas las lecturas que saco de aquella experiencia son muy positivas, me hicieron crecer como persona en todos los aspectos".
¿Cuál era su función allí?
Era zapador de combate. Allí haces de todo. Llegamos como cascos azules de la OTAN, pero nos dieron rápido cascos verdes de guerra. Haces de escolta de convoys, restauras colegios, orfanatos, vigilas puentes... De todo.
¿Tuvo cerca el peligro?
Todos los días. A los diez días ya sufrimos el primer bombardeo, pero luego, en el día a día, tienes constantemente situaciones de riesgo. A un compañero le volaron parte de una pierna estando a mi lado.
La muerte le tuvo que impactar
Claro, pero en la guerra más que muerte vi miseria. Aún hoy recuerdo perfectamente como se agolpaba la gente en los cubos donde tirábamos lo que nos sobraba de la comida. Y eso era todos los días. La guerra más que muerte es miseria y destrucción.
Va al mismo país pero lo único idéntico será la ubicación geográfica.
Estuve en Mostar, en Sarajevo..., en todas partes. Cuando aterricemos luego tenemos dos horas de autobús y tengo muchas ganas de ver cómo están sitios en los que estuve hace tanto tiempo. Aquello estaba totalmente destrozado y será un pasada verlo ahora.
¿Con tanta emoción personal mantendrá la concentración para competir al máximo nivel?
Sí, claro que sí. Llego bien al Europeo, un poco apurado de peso, pero bien.
¿Objetivo?
Ganar. Soy siempre muy cauto antes de una competición, pero siempre tengo la máxima ambición.
¿Algún rival especialmente?
Muchos, todos los que vamos ahí es porque tenemos un nivel alto. Los respeto a todos, pero pienso más en mí y en lo que puedo hacer. Lo que no ha cambiado nunca en mi forma de pelear es mi confianza. Todos pueden ser campeones, pero antes van a tener que ganarme.
¿Alguna vez tuvo miedo en el tatami?
Miedo no. Tengo respeto a todos los rivales, eso sí.
En la guerra sí, ¿verdad?
Recuerdo una vez que estábamos trabajando en un puente que habían intentado destruir. De repente llegó un coche con cinco personas y bajaron con fusiles y pistolas. En ese momento solo pensé una cosas: 'Aquí nos quedamos todos'. Por suerte no pasó nada.
