Nadal también jugó en Ourense

La selección española infantil de 1999 que compitió en Ourense con Carles, Nicolás Delgado, Nicolás Almagro, Pepe Checa, Rafa Nadal y Rubén Castillo.
photo_camera La selección española infantil de 1999 que compitió en Ourense con Carles, Nicolás Delgado, Nicolás Almagro, Pepe Checa, Rafa Nadal y Rubén Castillo.
El reciente campeón del Open de Australia y ganador de 21 Gran Slam compitió en dos ocasiones en el Club Bamio, en los años 1998 y 1999

Domingo, 30 de enero de 2022. Rafa Nadal hace historia en el tenis masculino al ganar su Gran Slam número 21 en el Rod Laver Arena de Melbourne. En medio, casi 20 años de carrera profesional, infinidad de éxitos, algún sinsabor y una etapa de formación corta, pero intensa y también ajetreada.

En esos primeros intercambios de golpes, dobles faltas y alguna que otra derrota, el mejor tenista de la historia hizo dos paradas en Ourense, ambas en el ahora cerrado y lúgubre Club Bamio.

Las pistas del club ourensano, por las que tantos y tantos buenos tenistas pasaron (incluido Andy Murray, Nico Almagro o Marcel Granollers, entre otros), acogieron en un Campeonato de España de autonomías por equipos y en una fase clasificatoria para el Europeo de tenis infantil los partidos de un Rafa Nadal tierno, “pero con cosas que hacían ver que llegaría lejos”, destaca Manuel Sampedro, por aquel entonces miembro de la Federación Gallega y organizador de las competiciones que se desarrollaban en el Bamio.

Antes, en 1997, el propio Sampedro vivió en Segovia, el primer “flechazo” con un Nadal de apenas 11 años, justo el fin de semana que ETA asesinaba a Miguel Ángel Blanco de manera cobarde y cruel. “Competía en el Campeonato de España alevín y no era el número 1 del ránking, era el dos. Sobra decir que ganó el certamen con mucha solvencia y ya llamaba la atención. Era muy bueno”. 

Disciplinado y centrado

Sin embargo, lo que le hacía especial era su disciplina. “En aquel campeonato, la firma Nike organizaba algunas actividades para entretener a los niños y entre ellas se disputó un torneo de Fútbol-7. Rafa jugó el primero, pero su entrenador no le dejó jugar ninguno más por si se lesionaba. Eso sí, se le daba bastante bien, como a su tío (Miguel Ángel Nadal)”.

Y precisamente, esa coletilla de “el sobrino de Nadal del Barça” fue lo que le acompañó en sus inicios en los torneos nacionales, pero poco tardó en deshacerse de esa etiqueta para terminar eclipsando a su familiar. Un año después, tal y como reconoce Sampedro, “conseguimos celebrar el Campeonato de España de autonomías por equipos y vino Rafa con la selección de Baleares. Yo quería tenerlo aquí e incluso cuando llegué el año anterior de Segovia ya les había dicho a mis compañeros que había un chico, el sobrino del futbolista, que iba a ser la leche y que teníamos que conseguir traerlo a Ourense porque era un espectáculo”. 

Aunque quizá lo que más llamó la atención fue un detalle que podría parecer poco importante en una categoría de formación. “Sabíamos que era bueno, pero lo que marcaba la diferencia era como estaba ya de centrado en el tenis. Se ponía con su entrenador a analizar al rival antes del partido en un aparte y después de jugarlo veían lo que habían hecho bien o mal para mejorar. Eso en un chaval de 12 años ya dice mucho. Todo el que tenga o haya tenido un crío de esa edad sabe lo difícil que es que mantenga la atención y concentración en algo así”, destaca Sampedro.

La segunda, con España

Esa fue la primera experiencia en la ciudad (en la que el combinado de Baleares no llegó a la final), aunque en 1999 hubo una segunda oportunidad, ahora con la selección nacional. 

La fase de clasificación para el Campeonato de Europa infantil de selecciones disputada en Ourense le devolvió a la ciudad de As Burgas y además de conseguir el objetivo, la plaza para España en el certamen continental, dejó huella en forma de profesionalidad precoz. “Rafa hizo vida normal en el hotel del Bamio, pero a la hora de entrenar y de jugar era especial. Recuerdo que hubo gente que decía, ”el chico no tiene saque” y después, con el paso del tiempo cuando recordamos ese momento no podemos dejar de reírnos, porque sin ser un excelente sacador mira lo que ha conseguido”, afirma con rotundiad.

Todavía hubo una tercera ocasión en la que Rafa Nadal pudo jugar en Ourense, pero finalmente “no se concretó. Hablé con su tío Toni para que volviese a jugar en Ourense y él me garantizó que así sería, pero luego la carrera de Rafa comenzó a crecer como la espuma y ya fue imposible. Eso sí, tuvimos a otros grandísimos jugadores en Ourense, en una época muy bonita para el tenis ourensano”. 

La ausencia de registros informatizados y la desaparición del club Bamio dejaron en el olvido, o casi, el paso del mejor tenista de la historia por Ourense, pero todos los que pudieron compartir competición con él o verle jugar desde las gradas de piedra del recinto deportivo o en aquellas enrevesadas escaleras y pasarelas metálicas, como el propio hijo de Manuel o los hermanos Conde, reconocen la calidad de un jugador que era especial entonces y ahora es único. Rafael Nadal Parera sigue haciendo historia. 

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