Las altas temperaturas marcaron la jornada dominical en el fútbol ourensano, donde las garrafas de agua y las sombras estuvieron cotizadas
Mi madre cada noche observa el tiempo tras el telediario pertinente. Bueno, como dice ella, el "parte". Cuando la televisión muestra un mapa soleado suelta desde dentro "que ben viña unha pouca choiva". Cuando llueve, "sempre está chovendo, así non se pode facer nada".
Tras verlo el sábado, soltó un consejo para el partido del domingo: "Abrígate". No lo entendí. Ella tampoco y rectificó: "Boh! Bebe moita auga durante o partido e ten coidado cos golpes de calor". Y antes de cerrarse la puerta gritó: "Non lastimarse, e chama ao acabar". Una madre siempre sabe si ganas, empatas o pierdes. No tiene explicación. No la necesita, son madres.
Este pasado fin de semana el termómetro volvió a la primavera aunque estemos en octubre. Los paragüas se convirtieron en improvisadas sombrillas, los sombreros en protección Factor-50 y las botellas y garrafas de agua en pócima óptima para todos los jugadores.
Un domingo con mucho calor que dejó imágenes muy veraniegas. Como si fuera en agosto y la pretemporada acabase de empezar. En el Polígono las sombras estaban muy cotizadas y en Nogueira, por poner algún ejemplo, los bloques de hormigón, espontáneas butacas reservadas para unos cuantos. Tribuna alta.
Ya es lunes y todavía no hay previsión meteorológica para el próximo fin de semana. Si no te acuerdas, seguro que tus padres durante el viernes antes de decir que cuidado con la bebida ya te informan del tiempo del partido.
