CONTRACRÓNICA

Rui Santos, un líder en la portería del Barbadás

CARBALLIÑO, OURENSE 26/11/2017 Campo de Espiñedo Arenteiro-Barbadas, foto Gonzalo Belay
photo_camera El portero del Barbadás Rui Santos en una acción del partido en Espiñedo ante el Arenteiro

El guardameta fue clave en la segunda victoria de la era Vilachá

Si Rubén Arce cruzase mejor la primera ocasión del partido o Portela alejara su testarazo, el guión de esta historia habría cambiado. Todo sería diferente, se vería todo de color verde y no de azul. 

Sin embargo y a pesar del planteamiento defensivo de Juanjo Vilachá, los carballiñeses se estrellaron contra un muro. Un luso que desembarcó en Os Carrís con la idea de crecer y de ejercer de líder desde la portería. Porque al igual que las casas, los equipos se empiezan construyendo desde la base, desde la portería y ahí el Barbadás tiene terreno conquistado con Rui Santos. 

Aunque llegue un desconocido desde Italia para suplir la marcha de Borja González, todo el que se acerque a ver al Barbadás no es ajeno al talento que hay en la portería. El suplente del guardameta luso, probablemente no sabía donde venía, o sí. Lo único cierto es que ha entendido que en Ourense hace frío. Y mucho. 
Con anorak, gorro y una braga al cuello, caminó Simone Carlucci desde el túnel de vestuarios hasta el banquillo. Celebró los goles y en el momento en el que Rubén Arce y Portela lamentaban las paradas de Rui Santos asimiló el sitio en el que va a estar toda la temporada. Porque el luso es el firme que permite (todavía) soñar con la salvación a un Barbadás en el que Juanjo Vilachá va construyendo y retocando un proyecto a base de resultados. Al final es lo que impera, que se lo digan a Moisés Pereiro. 

Porque si el Barbadás encajaba una media de un gol por partido, en esta nueva etapa Rui Santos se ha ido contento en el primer partido y molesto tras el derbi en Espiñedo. Fue un penalti en el 93 que Rubén Arce colocó en la base del palo. El guardameta tocó y adivinó la intención del ourensano, pero lo de Rubén Arce es de otro capítulo, de otra categoría. Algo ha cambiado, esta vez los goles se celebran y no se lamentan tanto. Es la segunda vez en la temporada que el Barbadás marca en dos jornadas seguidas y la primera que gana dos partidos consecutivos. 

Tras el penalti, Rui Santos se levantó, lamentó y pegó una patada al balón como si el Barbadás no hubiera ganado. Todo esto, mientras el árbitro pitaba y sus compañeros celebraban la victoria. La lucha interna de los porteros es particular, individual y singular a partes iguales. Solo aquellos que se pusieron los guantes, entienden como se siente un portero cuando le marcan un gol. 

Camino a vestuarios, Manel Vázquez decía "podíamos estar tres días que creo que no íbamos a marcar". Cada uno mira la guerra desde su trinchera, para los carballiñeses fue una jornada aciaga, donde el desacierto fue el que decidió el resultado. Desde la grada azulona, calificaban a Rui Santos como el mejor portero de Tercera. Cada uno tira de la cuerda para su lado, pero esta vez en el escaparate futbolístico, ambos tienen razón. 

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