Simoncelli canceló su cita con la gloria

Nos levantábamos hace una semana con la terrible noticia de la muerte del piloto italiano de 24 años Marco Simoncelli, uno de los más prometedores en Moto GP, que ya contaba con un supuesto contrato millonario con la prestigiosa marca Honda.
La muerte es una desgracia, cuando la víctima es un deportista con todo el futuro por delante deja un poso especialmente trágico. Simoncelli era el teórico encargado de recoger el testigo del gran Valentino Rossi, en el supuesto de que 'The doctor' no tuviese más cosas que hacer en la máxima categoría del motociclismo. Ante su frondosa cabellera se abrían las puertas de la gloria, al tener la oportunidad de competir con una escudería de primer nivel.

Pero todo se truncó en una acción sin mayor peligro durante la prueba del GP de Sepang, en Malasia. Simoncelli perdió el control de la moto y se fue al asfalto con ella. Lo habitual es terminar fuera del circuito, en las zonas de seguridad, ayudado por operarios más o menos hábiles, maldiciendo la suerte y pateando a la máquina.

En este caso no fue así. Marco se cayó en la mitad de la pista, justo cuando detrás llegaban a tope el británico Colin Edwards y su buen amigo Valentino Rossi. Los dos lo arrollaron sin posibilidad de reacción. Recibió el impacto en el punto más débil, la nuca, con tal violencia que su casco salió despedido. Fue un accidente muy similar al sufrido por el japonés Tomizawa, fallecido la temporada pasada.

El mundo del motor pierde a un tipo peculiar, un piloto agresivo y competitivo, con pocos amigos en el circuito por sus arriesgadas maniobras.

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