Temperatura en la caldera: Antela 1- Juventud Cambados 1

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photo_camera Peral celebra el gol de Poli Romero, con el guardameta por los suelos, ayer en A Moreira. JOSÉ PAZ
El Antela desaprovecha una ventaja ante el Cambados, pero el fútbol alegre recuerda al equipo de los mejores momentos

La caldera coge temperatura. La metáfora con la que Ancelotti quería dar a entender al mundo que su Madrid retomaba la mejor condición posible también podría aplicársele al Antela de Óscar Sabucedo, que contra el Cambados, excepto los veinte minutos siguientes al gol de Poli Romero, retomó la versión de equipo alegre, que aborda el área como si no hubiese un mañana, que nada le es suficiente. Tuvo la victoria en dos remates de Charli, el primero con la cabeza, el segundo con el pie, y sobre todo con un remate a la media vuelta de Tiago Teixeira que el guardameta sacó como pudo. Empate, un punto más en el granero.

Se jugaba el tercer minuto cuando Poli Romero recibió a la altura de tres cuartos de campo pontevedrés, dejó correr la pelota un par de metros y bastante más atrás de la frontal del area enganchó un garrotazo cruzado que pasó por encima de la estirada del portero. Un señor gol.

Celebración por todo lo alto, qué menos, y de repente que los ourensanos son engullidos por un Cambados que se juró a sí mismo venganza. Y venganza inmediata. Una pérdida en la salida del balón se tradujo en un remate de Ramón que se perdió a un palmo del poste, una falta botada desde la derecha la despejó Bata en vez de cabecearla cuando estaba solo, pero sobre todo Suso, que apareció para negarle el gol a Iñaki.

Superados esos momentos de inferioridad, el partido se jugó durante algunos minutos sin porterías, nada pasó. Pudo haber pasado, si a Dieguito no le hubiese sobrado un regate. Al descanso se llegó con el lanzamiento arriba desde la frontal de Reigosa.

El Antela del segundo tiempo fue otro Antela, sabedor que aguantar tanto tiempo una ventaja mínima no era una buena idea. Cole pegó desde la frontal, el balón se perdió cerca del palo. Pero el fútbol siempre esconde una sorpresa, así que lo que aparentemente pareció un choque entre Suso y Diego González fue castigado con penalti después de un momento de duda del árbitro. Tardó en pitar, pero luego fue inflexible. Manu Santos empató. Acto seguido, equipo y grada reclamaron al unísono un agarrón sobre Tumbeiro, sin éxito.

Se envalentonaron los pontevedreses, que tuvieron el gol en un lanzamiento de Juan que sacó Suso en el primer palo. Fue su última intentona. 

El cuarto de hora final fue un acoso y derribo, con acoso pero sin derribo. El cabezazo de Breixo lo repelió Adrián, el cabezazo de Charli se fue por muy poco, un intento posterior pegó en un defensa y tampoco entró. Pero sobre todo esa media volea de Iago Teixeira, esa pelota llovida del cielo que arruinó el guardameta.

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