Sergio Toba vive ahora en Madrid, pero durante muchos años su casa, su trabajo y su “pasión” por el baloncesto convivían en Ourense. El ex fisioterapueta del COB lo fue de la selección española y allí trató a Pau Gasol “durante ocho veranos”. Curiosa unidad de medida la de una “generación” que también utiliza otra todavía más rimbombante: los éxitos conseguidos. El primero fue en el 2000: “Fue todavía con la selección sub-20, en Macedonia. Allí fuimos bronce”. El último, en 2008, con la inolvidable plata en los Juegos de Pekín. “Junto a la final del Mundial de Japón (que ganaron) fueron los dos mejores partidos que les vi jugar a los chicos”, dice Toba.
En medio, interminables horas de trabajo, convivencia y confianza. “Siempre fue una persona muy cercana y muy normal. Pau siempre fue, como persona y como jugador, muy fácil de tratar”. Incluso aquella noche en la que España se clasificó para una final de un Mundial que él se perdería por lesión: “Escuchamos el crujido desde el banquillo. Sabíamos que era una fractura y ahí lo único que puedes hacer es consolarlo”.
Por encima de las medallas, Toba rescata algo un poco más desconocido: “Su fisio personal (Joanquín Juan) no podía estar con él unos días y me dijeron si podía ir con Pau a Estados Unidos. Fueron diez días inolvidables, una regalo que me hizo y del que siempre le estaré agradecido. Vivir eso, con un equipo de la NBA. Memphis, Denver, Nueva York, Los Ángeles…”. “Le deseo toda la suerte del mundo de hoy en adelante. La verdad es que fue un gusto tratar con él”.
