El Ponte, que comenzó haciendo mejor las cosas, tuvo que aguantar las embestidas finales de un Velle que reaccionó algo tarde

Victoria a balón parado

Para ganar también hay que saber sufrir y el Ponte lo puso en práctica ante el Velle. Sufrimiento que pudo haber sido menor si el árbitro hubiese cambiado de color la tarjeta que le mostró al guardameta Jacobo, que bloqueó con las dos manos fuera del área una vaselina del delantero local José Antonio La posterior falta ejecutada por Rodrigo Meleiro fue desviada a la esquina por el portero.
Dentro de una primera parte en la que el aire que surcaba el campo de Oira contribuyó a que el espectáculo fuese muy pobre, los pontinos fueron los que lo intentaron con más asiduidad sobre la portería visitante. El Velle, en cambio, ofreció una cara desdibujada, con escasez de ideas y sin un remate claro entre los tres palos de un Rubén que pasó una tarde más que tranquila.


PREMIO AL MAYOR INTERÉS

El premio a ese mayor interés por buscar la victoria llegó para el Ponte en una acción a balón parado que lanzó Rodrigo Meleiro y que después de desviar un defensa hizo estéril la estirada de Jacobo.

Este tanto hizo por fin entrar en el partido al Velle, que arriesgó más y buscó con mayor ahínco la portería pontina, que con el correr de los minutos comenzó a sufrir bastante para mantener ese preciado tesoro del 1-0.

José Ramón puso a prueba desde fuera del área a Rubén, que con un instinto felino desviaba hacia una esquina.

Más tarde sorprendió desde muy lejos Toño con un remate bombeado que pegó en la parte superior del larguero. Continuó la presión del equipo de Figo, que terminaría quedándose con diez, pero así y todo no desfalleció en su intento por lograr el empate.

El Ponte se atrincheró atrás y buscó la contra como arma más clara para sentenciar. Estuvo cerca Quique, pero otra vez Jacobo desvió el disparo a una esquina. En fin, el pitido final del árbitro fue un alivio para el cuadro de Álvarez.

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