Como si del escolar se tratase, el fútbol ourensano ya ha comenzado el curso. Pero de verdad. No solo los alumnos aplicados que disfrutan de las categorías más altas. Les tocó a casi todos ponerse manos a la obra ahora que septiembre coge velocidad. Desde la Tercera Federación hasta los juveniles (con derbi incluido), pasando por la Preferente o la Primera Galicia. Para que el cuadro esté completo, con la Segunda, Tercera autonómica y el fútbol femenino, hay que esperar un poco más. Pero la acción en los campos de la provincia se vino arriba este fin de semana.
Con la ilusión por bandera, los equipos ourensanos buscaron las primeras alegrías. Poco a poco. El curso es largo.
Pero había mono de este fútbol, el más puro. El que deja ver al socio de toda la vida recordando que cualquier pasado (no siempre) fue mejor. A la socia que más que jugadores considera "filliños" a los suyos. O a los niños y niñas que ahora están en barandilla imaginando que dentro de unos años serán el centro de las miradas.
La venta de rifas para el sorteo del jamón, un puro de indescriptibles dimensiones, el licor para asentar el cuerpo... Imágenes que ganan en romanticismo según se va bajando de categoría.
El primero de muchos. Los partidos irán cayendo al ritmo de las hojas de otoño. Dicen que septiembre y el post-verano forman una combinación triste, pero no para el fútbol. Toca disfrutar con la garganta afinada, las palmas calientes y la cabeza fría (pasión sí, pero con "sentidiño").