ANÁLISIS

¿Cómo entrena Mireia Belmonte?

Luisa Domínguez, junto a María Vilas en Sierra Nevada.
photo_camera Luisa Domínguez, junto a María Vilas en Sierra Nevada.

Estuve con Vilas en las concentraciones en Sierra Nevada y de Vergoux se aprende mucho

En los dos últimos años, María Vilas entrenó con nosotros en Pontevedra y después acudíamos a Sierra Nevada a las concentraciones con el grupo de Fred Vergoux en Sierra Nevada. Siempre que podía, íbamos hasta allí.

Trabajan desde las 7 de la mañana hasta la 13:00 horas, comer, una siesta y, por la tarde, de 16:00 a 20:00 horas. Empezaban con una sesión aeróbica sin desayunar. Después agua, dos horas y media. A continuación, gimnasio. Por la tarde, sesión de agua y terminan con algo aeróbico. Ocho horas al día de trabajo, todos los días. 

Es un trabajo muy duro, cada día así y, si había descanso, íbamos a esquiar o al Veleta de excursión. Siempre haciendo otras actividades. La parte psicológica es casi lo más duro. A lo otro, te adaptas, pero la cabeza hay que cuidarla. Fred Vergoux metía cosas diferentes para despejar un poco y salir de la monotonía. 

Es un entrenador muy duro. En lo que respecta al descanso y a ser profesional las 24 horas del día, es muy estricto. Luego, en el agua, es tanto como los demás. Pero es mucho más exigente en el otro aspecto. Entiendo que si te estás jugando una medalla de oro en unos Juegos, hay que serlo. No se puede perder nada, él lo tiene todo controlado.

Se aprende mucho a su lado. Tengo que agradecer el haber podido formar parte del trabajo, lo poco que pude hacerlo. 

Mireia Belmonte tiene las cosas muy claras. En Londres fue plata y sabía que para llegar al oro tenía que entrenar mucho más. 2015 fue un año muy duro para ella porque tuvo la lesión en el hombro y lo llevó muy mal. Compartimos dos concentraciones con ella y estaba realmente mal. Con el psicólogo más de cerca y gracias al trabajo diario, pudo superarlo. Que te venga una lesión, a un año de los Juegos, se puede hacer más duro que el trabajo diario. 

Hace unos meses no la veía con tantas opciones de lograr una medalla de oro. Sin embargo, en el Campeonato de España de Las Palmas ya la vimos mucho mejor y llegó con una gran carga de entrenamientos. Se veía que podía hacer algo grande.

El 200 mariposa fue la prueba que preparó a conciencia. Las otras también, pero basaron su preparación en esta porque era donde el oro podía ser más asequible y así lo afrontaron desde Londres. Una de las cosas que mejoró es que le costaba entrar en competición y en Río ya comenzó con medalla en los 400 estilos. Ya vimos todos que lo iba a hacer bien. 

En el 800 libre, después de una semana de competición, se hace complicado porque son muchas pruebas y una exigencia grande. Llegar al último día, hacer el récord de España y pelear por el bronce, sin preparar la prueba de forma específica, tiene mérito.

Por su parte, María Vilas debutó en unos Juegos y sabía que era algo complicado. Con 19 años, después de obtener la mínima, te viene un bajón bastante grande que cuesta recuperar. No es lo mismo ir a un Campeonato de España en el que quedas primera o segunda, que ir allí a algo más que participar. Debe seguir intentándolo y tratar de ir a algo más que a estar. En los 400 estilos no estuvo del todo mal, pero en los 800 se fue más de la marca. Además, es una prueba larga y, en caso de irte de tiempo, te vas mucho más. Estar en unos Juegos tiene una presión y no es fácil. Hay muchos aspectos externos que influyen en el rendimiento. 

En lo referente a la cantera gallega, siempre puede salir alguna. Es difícil que salgan dos nadadoras como María Vilas y Bea Gómez, pero ahora viene Águeda Cons, que está batiendo las marcas de Vilas. Nunca se sabe hasta dónde puede llegar.n

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