PRIMERA DIVISIÓN

"Qué bueno que viniste, Jorge"

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photo_camera Jorge Sampaoli ganó su primer partido en la liga contra el Espanyol.

El estreno liguero del entrenador argentino dejó boquiabiertos a los sevillistas y a Quique Sánchez Flores preguntándose si en realidad el mejor ataque era una buena defensa, o es al revés

Aterrizó en Sevilla con unas gafas de pasta y una americana negra: "El Sevilla es un proyecto seductor". Modosito, con cara de no haber roto un plato. Mentira, los ha roto. Que se lo pregunten a Messi que por culpa de él casi deja la selección argentina. Un amor mutuo, o desamor según como se mire, que acallaron con un beso "a la argentina" en el Camp Nou en la Supercopa. Porque Sampaoli es la esencia del fútbol moderno. Es un argentino que se viste del Cholo con ideas guardiolistas y bielsistas. Es indiscutible que tiene personalidad y mucho fútbol en sus venas. 

La redacción de La Región se colgaba las acreditaciones para arrancar La Vuelta con Ourense como epicentro. Hablaban de la salida de la cadena de un corredor del Astana, el buen atardecer de Castrelo de Miño, el dominio del Sky y lo bonito que había sido ver a la élite del ciclismo por Ourense. En ese momento, de júbilo deportivo el Sevilla remontaba y el Espanyol igualaba las fuerzas. Un empate (3-3) al descanso que levantaba las expectativas para una segunda parte muy atractiva.

Sampaoli se marchaba corriendo. La sombra del catedrático Emery aparecía entre el umbral de la puerta entreabierta del vestuario. Cauto, silencioso, con títulos debajo del brazo. Pero alguien gritó: "Qué bueno que viniste, Jorge". La liga necesitaba endorfinas. Locura. Dementes que quieran hacer fútbol. Dramáticos finales que compitan con la Premier. Y una dosis de esquizofrenia futbolística que haga que los empresarios chinos sigan comprando el producto. Al menos esa es la pretensión de algunos.

El sevillista está acostumbrado al orgamos futbolístico. Emery aclimató a la afición de Nervión a considerarse todopoderosa. Jorge Sampaoli les ha hecho ver que hay más formas de llegar al gol. El equipo sevillista atacó más en el partido contra el Espanyol que en cinco partidos con Emery. Tuvo el 74% de la posesión y remató más de quince veces a la portería perica.

La Liga recibió a Sampaoli y el argentino puso los dientes largos a una afición que se levantó con ganas de más. Como de una droga o una adición se tratase. Ansiosos e impacientes. Desesperados y enérgicos por volver a cantar a sus futbolistas. Sampaoli ha llegado: "Qué bueno que viniste, Jorge".

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