El montañero aragonés Carlos Pauner se ha recuperado de la deshidratación sufrida al subir al campo II (6.400 metros) del Lhotse (8.516) el pasado 28 de abril, tras descansar en el campo base de la citada montaña.
'He bebido litros y litros de líquido para intentar recuperar la deshidratación brutal con la que volví del campo II', ha indicado hoy el himalayista de Jaca (Huesca) que ha explicado que cuando subieron al citado campo de altura ya tenía problemas de estómago y de garganta.
A pesar de ello, Pauner pensaba que era el momento de dar un paso importante en la aclimatación.
El escalador jaqués ha relatado que la ascensión al campo II se produjo con un calor sofocante en la subida, atravesando el caos de bloques de hielo en equilibrio que conforman la conocida Cascada de Hielo (Ice Fall), y que posteriormente el equipo recorrió el Valle del Silencio, que al mediodía era 'un verdadero horno'.
La noche, fría en el segundo campo del altura, no fue mal para la expedición, según cuenta Carlos Pauner, pero en el posterior descenso al campo base, al día siguiente, volvieron a padecer un intenso calor que nuevamente les hizo sufrir.
'Al final, esas 32 horas de esfuerzo bajo un sol abrasador y la situación previa me dejaron seco, exhausto. Afortunadamente, he podido descansar y poco a poco he ido recuperando líquidos, así que no me puedo quejar', ha comentado el montañero aragonés que señala estar contento por haber sabido 'subir, bajar y sufrir'.
A pesar de ello, Pauner pensaba que era el momento de dar un paso importante en la aclimatación.
El escalador jaqués ha relatado que la ascensión al campo II se produjo con un calor sofocante en la subida, atravesando el caos de bloques de hielo en equilibrio que conforman la conocida Cascada de Hielo (Ice Fall), y que posteriormente el equipo recorrió el Valle del Silencio, que al mediodía era 'un verdadero horno'.
La noche, fría en el segundo campo del altura, no fue mal para la expedición, según cuenta Carlos Pauner, pero en el posterior descenso al campo base, al día siguiente, volvieron a padecer un intenso calor que nuevamente les hizo sufrir.
'Al final, esas 32 horas de esfuerzo bajo un sol abrasador y la situación previa me dejaron seco, exhausto. Afortunadamente, he podido descansar y poco a poco he ido recuperando líquidos, así que no me puedo quejar', ha comentado el montañero aragonés que señala estar contento por haber sabido 'subir, bajar y sufrir'.
