Se cumplen 50 años del más "exitoso fracaso" en la exploración humana del espacio. El 10 de abril de 1970 despegó el Apolo XIII de la NASA, con el objetivo de pisar y analizar la Luna.
Tripulación: Comandante James Lovell, piloto del módulo lunar Fred Haise y piloto del módulo de mando, Jack Swigert. Todo en orden hasta la hora 56, a 330.000 kilómetros de la Tierra. Sonó un estruendo y el tanque de oxígeno 2 se vació sin remisión.
"Ok, Houston we've had a problem here", informa Swigert. Legendarias palabras.
Los tres estaban condenados a morir por asfixia. No estaban solos. Cientos de personas conforman el equipo de asistencia en Tierra, liderado por Gene Kraz: astronautas, físicos, ingenieros, informáticos...
Un formidable grupo, que replanteó la misión en tiempo récord, subsanó los problemas de ventilación, orientación y entrada en la atmósfera; mientras la nación se paralizaba en su apoyo, cada día a las 21 horas.
Los tres aterrizaron, sanos y salvos, el 17 de abril. Una comisión posterior analizó lo sucedido y destapó las responsabilidades.
Imaginemos al Apolo XIII como el Coronavirus. A los técnicos de la NASA como los sectores básicos de la cuarentena. A los españoles como aquellos estadounidenses. ¿Qué nos falta? ¿Políticos a la altura? Quizá, el actuar como un país y no como 17. Quizá -se verá cuando esto termine- evaluar, corregir y sancionar a los irresponsables.
El deporte pierde a figuras y personajes relevantes
El Coronavirus también se lleva a gente vinculada en su momento con el deporte, como el exatleta italiano Donato Sabia o el expresidente del Real Madrid, Lorenzo Sanz. Un cáncer y no el covid-19 acabó hace unos días con la vida del entrenador serbio Radomir Antic. Antic, hijo de bosnios y héroes de la II Guerra Mundial, dejó huella en España como jugador y entrenador. Fue el único que dirigió a los tres grandes: Real, Atlético y Barcelona. El único capaz de atemperar al indomable Jesús Gil y Gil, con el éxito del doblete, Liga y Copa, en 1996. Apreciado por sus jugadores, integrado en nuestra cultura, innovador, visión de mundo... Merece la pena bucear en las redes y zambullirse en sus entrevistas y larga trayectoria.
Las amistades peligrosas
Dennis Rodman imita a Maradona y rinde pleitesía al sanguinario dictador comunista Kim Jong Un. El otrora fabuloso jugador de la NBA, aquí pegado a un habano y con evidentes problemas etílicos, monta un partido de basket para celebrar el cumpleaños del orondo gran líder. Embarca en la aventura a un grupo de veteranos excompañeros, fuera de forma aunque ilusionados por llevar un mensaje de paz a unos tan asustados como sorprendidos norcoreanos. Rodman afirma que Kim es un "buen tipo". Y Putin. Y Maduro...
La generosidad de las personas maravillosas
Muchos deportistas, más o menos conocidos, se unen a todo tipo de campañas para ayudar a las víctimas del virus o recaudar fondos.
A la ya mencionada 'Nuestra mayor victoria' impulsada por Rafa Nadal y Pau Gasol, destaca otra de gran mérito, desarrollada por el operador de telecomunicación "Finetwork".
Se denomina 'Esta medalla es vuestra' y en ella, varios deportistas ceden medallas, trofeos u objetos valiosos de sus trayectorias para una subasta pública.
Algunos deportistas no poseen el dinero o los títulos de los grandes. Tienen lo justo para vivir con dignidad. Que éstos donen el producto, en ocasiones el único resultado de tanto esfuerzo, es de una generosidad admirable. Gente maravillosa, deportistas maravillosos.
La incertidumbre sobre el regreso a la actividad
En Alemania, la Bundeliga tiene previsto reanudar la competición el próximo 30 de abril.
Clubes como el Bayern de Múnich reanudaron los entrenamientos, respetando las distancias y la higiene con disciplina germana.
Algunos barajan un sistema de recuperación de la actividad con varias fases. Primero, entrenamientos colectivos. Después, partidos a puerta cerrada. ¿El público? Quizá para la próxima temporada.
Competiciones como la NBA de baloncesto piensan en la posibilidad de terminar la liga en Las Vegas, bajo un sistema de eliminatorias tipo Copa del Rey, concentrando a los mejores clubes en un hotel en régimen de aislamiento, a ser posible con público. Y apuestas.
Si es por Trump, ya estarían con el balón en juego.
