El danés Michael Morkov (Saxo Tinkoff) ahogó en la orilla de la sexta etapa la hazaña del alemán Tony Martin (Omega), quien después de rodar 175 kilómetros en solitario, desde la misma salida, fue alcanzado por el pelotón a diez metros de la pancarta de meta, en una jornada rápida que mantuvo a Vincenzo Nibali de líder.
Sin piedad, incluso con crueldad, el pelotón arrasó a Martin cuando el doble campeón del mundo contrarreloj, exhausto, estaba a punto de levantar los brazos. Hubiera sido una hazaña para el recuerdo, pero lo evitó Morkov, el campeón de Dinamarca, un anónimo campeón del mundo en pista en 2009, quien poderoso se adelantó al argentino Richeze (Lampre) y al suizo Cancellara (Radioshack) para estrenar su palmarés en una grande y firmar la segunda victoria para su equipo.
El alemán Tony Martin salió disparado. Algunos incautos trataron de seguirle, como el italiano Pinotti (BMC), otro especialista al que se le da bien el crono, pero a Martin le dejaron por imposible. Martin se convirtió en el llanero solitario y cubrió 46 kilómetros en la primera hora. En tiempo, casi 8 minutos de ventaja sobre el pelotón. El esfuerzo colectivo fue menguando la diferencia, sin embargo, Martin aguantaba como lo que es, un campeón. A 20 de meta apenas contaba con 15 segundos. Miraba para atrás, pero se negaba a ser devorado por la marabunta. En las calles cacereñas seguía sin consumarse la caza. Cinco segundos, tres... así hasta la recta de meta. Un último esfuerzo. Martin se lo cree, lo ve cercano y acelera lo que puede con toda la paliza que llevaba encima. Se desata la locura por la victoria. Cancellara se pone de pie y dispara el esprín. Entonces surge Morkov, un chico de Kokkedal con el maillot de campeón de Dinamarca, que se anota la victoria y frustra la hazaña.
Otra jornada de transición en la Vuelta, que llegaba a Extremadura después de siete años de ausencia. Lo hizo con 25 minutos de adelanto sobre el mejor horario. Por obra y gracia de Tony Martin.
La general sin cambios. Nibali sigue líder, tranquilo y confiado, en espera de que lleguen los puertos. Horner y Roche siguen en puestos de podio y Haimar Zubeldia, cuarto, es el primer español.
El alemán Tony Martin salió disparado. Algunos incautos trataron de seguirle, como el italiano Pinotti (BMC), otro especialista al que se le da bien el crono, pero a Martin le dejaron por imposible. Martin se convirtió en el llanero solitario y cubrió 46 kilómetros en la primera hora. En tiempo, casi 8 minutos de ventaja sobre el pelotón. El esfuerzo colectivo fue menguando la diferencia, sin embargo, Martin aguantaba como lo que es, un campeón. A 20 de meta apenas contaba con 15 segundos. Miraba para atrás, pero se negaba a ser devorado por la marabunta. En las calles cacereñas seguía sin consumarse la caza. Cinco segundos, tres... así hasta la recta de meta. Un último esfuerzo. Martin se lo cree, lo ve cercano y acelera lo que puede con toda la paliza que llevaba encima. Se desata la locura por la victoria. Cancellara se pone de pie y dispara el esprín. Entonces surge Morkov, un chico de Kokkedal con el maillot de campeón de Dinamarca, que se anota la victoria y frustra la hazaña.
Otra jornada de transición en la Vuelta, que llegaba a Extremadura después de siete años de ausencia. Lo hizo con 25 minutos de adelanto sobre el mejor horario. Por obra y gracia de Tony Martin.
La general sin cambios. Nibali sigue líder, tranquilo y confiado, en espera de que lleguen los puertos. Horner y Roche siguen en puestos de podio y Haimar Zubeldia, cuarto, es el primer español.
