España aplasta a Francia y disputará como equipo local la final contra la selección de Argentina, verdugo de Serbia

Otra Davis a tiro

Los españoles celebran la clasificación para la final. (Foto: RAFA ALCAIDE)
Rafael Nadal apretó el acelerador como si le fuera la vida en ello, apabulló a Jo-Wilfried Tsonga y derribó el muro francés para colocar a España por octava vez en la final de la Copa Davis. Después, Verdasco redondeó el 4-1 con una intrascente victoria sobre Gasquet por 6-1 y 6-1.
La plaza de toros de Los Califas de Córdoba terminó hirviendo de gozo con la victoria de Nadal sobre el auténtico número uno francés por 6-0, 6-2 y 6-4 en dos horas y 17 minutos. Los gritos de 'Rafa, Rafa, Rafa' y 'torero, torero' fueron la constante en el coso taurino.

En la final, España se enfrentará con la condición de local contra Argentina, que dejó en el camino en Belgrado a Serbia, la actual campeona. Será del 2 al 4 de diciembre todo apunta que en Valencia.

'Es difícil jugar mal con este ambientazo', subrayó Nadal. 'Córdoba nos ha hecho sentirnos fabulosos', añadió el zurdo de Manacor. 'Con un ambiente así, precioso, se hace increíble jugar, y éste ha sido un día de estos, en los que he disfrutado', recalcó. 'Yo no pude ir a Austin y hay que agradecerle a mis compañeros aquel triunfo contra Estados Unidos, un triunfo que nos ha permitido clasificarnos para una nueva final', zanjó.

Ya desde el callejón, antes de saltar a la pista, se le vio a Nadal concentrado al máximo, saltando y con puro nervio para ejercer después un dominio total, destructivo y arrollador ante Tsonga, que esta semana ha vuelto al grupo de los diez primeros del mundo.

El jugador de Le Mans, sustituto de Simon, no pudo jamás entrar en el partido, ni romper ni una sola vez el saque de Nadal, que con este triunfo amplia su racha en la Davis, con 18 victorias por sólo una derrota, y con un parcial en tierra inmaculado de 14-0.

La velocidad y fuerza de Nadal se demostró en números. En el primer set no cedió ni un solo punto con su saque y rompió tres veces el de Tsonga. En el segundo, y después de haber cedido siete juegos consecutivos, y a los 43 minutos de partido, el francés logró el primer punto sobre el servicio de Nadal, y eso que lo hizo con las cuerdas rotas. Espoleado por su capitán, Guy Forget, Jo-Wilfried tomó la decisión de jugarse el partido a la desesperada, con saque-red como alternativa, y morir allí si era necesario, como si Córdoba fuera Wimbledon.

Sufrió el francés, pero logró cambiar algo el signo del encuentro, aunque de forma insuficiente. Nadal le rompió de nuevo en el quinto y séptimo y tomó una ventaja ya demasiado abultada.

En total, Rafa logró seis juegos en blanco con su saque y sólo cedió con el servicio seis puntos en todo el encuentro. Rompió seis veces el saque de Tsonga y acabó con los nervios del francés, que finalizó enrabietado, tirando la raqueta y dándole una patada a uno de los anuncios situados al borde de la pista cuando en el tercer set intentaba como podía destrozar la bola y variar el signo del partido.

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