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Sin acuerdo ni para recibir dinero

Sede del Banco Central Europeo ubicada en la ciudad alemana de Fráncfort.
photo_camera Sede del Banco Central Europeo ubicada en la ciudad alemana de Fráncfort.

La imagen que proyecta la política española ante Europa no solo daña su democracia, sino que amenaza su economía. Un momento de grave crisis como el actual da pie en el Congreso a situaciones rocambolescas.

Menos mal que la Unión Europea provee de fondos de recuperación a España, a cambio de que haga reformas. Mejor no imaginar cómo sería si España tuviera que generar por sí sola esos recursos y, además, afrontar reformas mucho más duras.

Visto lo visto, la clase política española no es capaz de ponerse de acuerdo ni para repartir lo que le ofrecen ni, menos aún, para hacer las reformas estructurales que todo eso lleva consigo, ya que gratis –lo que se dice gratis– no hay nada. Menuda tropa, que diría Mariano Rajoy. Y en este caso no refiriéndose tan solo al PP, sino a prácticamente todos.

España tiene la inmensa suerte de que Francia está contra las cuerdas y de que Alemania no puede dejarla caer, ya que si lo hiciera lo que se caería sería la propia Unión Europea, con Alemania dentro. Pero si Francia no llega a estar como está, endeudada hasta arriba, Alemania no iba a consentir las chiquilladas de España, un país grande que transmite a veces una imagen más propia de un estado bananero que de un miembro importante de la eurozona y de la Unión Europea.

Lo sucedido con el esperpento de la reforma laboral, si se repite con las pensiones, los impuestos o la transición energética, tal vez encuentre menos comprensión en Europa, desde donde no solo actúa la Comisión Europea con los fondos Next Generation EU, sino también el Banco Central Europeo (BCE), que maneja el grifo del dinero y dice a qué precio lo presta.

Da la impresión de que algunos partidos políticos de ámbito estatal y otros de escala nacionalista creen que España es un Estado plenamente soberano en el que el dinero nace en los árboles y en el que, por tanto, solo se trata de ver cuánto se reparte y cómo. Pero esa idea de España es falsa.

España es hoy un estado que no sería sostenible por sí solo, ya que ingresa mucho menos de lo que gasta y tiene tal montaña de deuda que si no llega a estar en la Unión Europea se parecería más a Argentina que a Francia. Sin el BCE, ¿quién le iba a socorrer?

Un poco de humildad no vendría nada mal. A todos. Por fortuna, dentro de la Unión Europea hay salida, que pasa por aprovechar los fondos europeos de recuperación, aplicar las reformas estructurales pendientes (trabajo, pensiones, impuestos, etcétera) y desarrollar un plan que haga viable esa recuperación con la sostenibilidad financiera. Pero ojo, porque hay cambios a la vista: menos líneas de crédito desde el BCE y tipos de interés al alza; máxime una vez que el bono alemán vuelve a cotizar en positivo y abre la puerta al fin de era de los tipos negativos.

Hay luces (en el crecimiento y en el empleo) y sombras (en el déficit y en la deuda). Hay expectativas (con los fondos de recuperación) y hay reveses importantes (en la inflación y los costes energéticos). Y parece que hay salida, pero más despacio que otros socios de la UE.

Lástima que no haya más consenso político, al menos a la altura del consenso social que protagonizan empresarios y sindicatos, con la mediación de Yolanda Díaz, porque en España ni todo va mal cómo dice la Oposición, ni todo va bien como quiere aparentar el Gobierno.

PP y PSOE están dando un espectáculo que, lejos de mejorar sus maltrechas situaciones y de levantar el país, puede alimentar la antipolítica. A Vox, un partido sin más méritos que su populismo, se lo están poniendo en bandeja. ¿O no se dan cuenta?

@J_L_Gomez

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