El presidente del BCE asegura que adquirir títulos a corto plazo no es una financiación monetaria

Draghi defiende la compra de bonos para respiro de España

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. (Foto: OLIVIER HOSLET)
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, defendió ayer la legalidad de la compra de bonos soberanos de hasta tres años en el mercado secundario, una opción que, de hacerse realidad, daría cierto alivio al mercado español, pero iría en contra de lo que apoya el Bundesbank alemán.
La compra de títulos a corto plazo -hasta tres años- de países con problemas como España no puede considerarse financiación monetaria sino únicamente una ayuda temporal para dar tiempo a que las reformas surtan efecto y por tanto no contraviene los Tratados, sostuvo Draghi.

El presidente del Banco Central Europeo compareció a puerta cerrada, ante la proximidad de la decisión del Consejo de Gobierno de la institución monetaria de este jueves, aunque los eurodiputados explicaron algunos detalles de su alocución en la sala.

La compra de bonos en el mercado secundario, que destensaría las presiones sobra la deuda española o italiana, resulta pecado capital para algunos, como para el presidente del Bundesbank (banco central alemán), Jens Weidmann, sin ir más lejos, que incluso amenazó con dimitir, según algunos medios, si este jueves el Consejo de Gobierno del BCE da luz verde a la operación.

También el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió ayer de que la deuda de los Estados no puede ser financiada con política monetaria, al tiempo que dijo que no se puede presionar aún más al Banco Central Europeo, mientras que el titular germano de Economía, Philipp Rösler, insistió en que 'la compra de deuda no puede ser una solución duradera porque alimenta los peligros de inflación'.

Para convencer a los reticentes, Draghi, a diferencia de su antecesor, Jean-Claude Trichet, exige a los beneficiarios del posible programa de compra de deuda someterse a una 'estricta condicionalidad', esto es, que los países soliciten previamente la intervención del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y firmen un memorando de entendimiento.

La intervención del BCE sería esencial para el Gobierno español que pide una señal que muestre que el euro es irreversible.

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