Presidente de la Asociación de Empresas de Hospedaje de Pontevedra (Asehospo)

José Manuel Barbosa: ‘El ocio es lo más afectado por la crisis’

José Manuel Barbosa es un defensor a ultranza del sector de la hostelería, en el que lleva casi tres décadas. En este momento tan complicado cree que habrá una reestructuración y que algunos tendrán que cerrar, pero que se adaptarán a los nuevos tiempos y exigencias de los clientes porque Galicia tiene mucho que ofrecer.
José Manuel Barbosa lleva casi tres décadas en el sector hotelero desde que empezó a principios de los 80. Era director de un banco y a través de un amigo entró en el mundo del turismo. Poco después, para defender sus inversiones, dejó su anterior trabajo y se zambulló en la hostelería. Por lo que es más conocido es por su etapa al frente del emblemático hotel Samil de Vigo, pero también pasó por otros históricos de la ciudad como el Niza o el Ensenada. Es un defensor del sector a ultranza, en el que admite que se trabaja mucho, pero también que tiene muchas compensaciones, sobre todo en las relaciones sociales. Nacido en O Viso, en Redondela, vivió en Vigo desde los tres años. Ahora tiene su casa en Soutomaior y dirige un hotel en la localidad lusa de Maia. La asociación de profesionales que preside, la Asociación de Empresas de Hospedaje de Pontevedra (Asehospo) acaba de firmar, junto con la Federa ción Provincial de Hostelería de Pontevedra (Feprohos) con los sindicatos UGT y CC OO el convenio del sector, que afecta a unos 20.000 trabajadores. Tendrá una vigencia de tres años y contempla una subida salarial lineal de 450 euros en cada ejercicio, así como un incremento anual del 2% en transporte, manutención y alojamiento.

¿Cómo está viviendo el sector de hostelería la crisis?

El sector del ocio vive la crisis como uno de los más afectados, porque cuando existen problemas económicos a lo primero que una persona renuncia es al disfrute del ocio, porque es el cénit de una vida de trabajo. El sector no lo está pasando bien por las mismas dos razones por las que se ha desatado la crisis. La burbuja inmobiliaria se pinchó por unos precios que excedían los correctos y en el turismo pasó lo mismo. La oferta ha crecido desproporcionadamente a la demanda y los precios siguieron un curso inversamente proporcional, a mayor oferta de destinos emergentes, precios más baratos y así es difícil de mantener. Lo que ha ocasionado todo esto es un resultado lógico, al aparecer la crisis no se venden las camas. Si encima ya se estaban vendiendo a precios ajustadísimos pues hace que el futuro pase por una reestructuración del sector. Muchas camas se transformarán o pasarán a ser apartamentos de tiempo compartido o apartahoteles, e incluso los más viejos se cerrarán, pero resurgiremos entre las cenizas. Por otro lado, habrá una adecuación más racional a los tiempos en costes. Creo que el futuro pasa por un crecimiento de la oferta de opcionales, con paquetes más completos, o la posibilidad de que en los destinos estén más organizados y ahí viene la oportunidad en un momento de desastre. Aquellos destinos con mejor capacidad camaleónica de cambiar serán los que saldrán mejor parados.

Con respecto a Galicia, ya avanza que algunos se reestructurarán y que otros no pasarán la crisis. ¿En qué tendrán que adaptarse los hoteles en la comunidad?

No quedará más remedio, tendremos que trabajar más en consonancia y valorar precios de habitación, más un menú, más un viaje por la ría y satisfacer de esta forma las necesidades del turista. Pero nuestra oportunidad es mejor que la de muchos destinos emergentes e incluso algu nos consolidados, porque estamos en la línea de poder ofrecer, sin mayores costes, algo que demanda y busca el turismo actual que es la tranquilidad, la naturaleza y las playas y una gastronomía riquísima. Sobre esto último creo que es el momento en el que las nuevas tendencias de la cocina no deberían tener tanta presencia y sí un papel más protagonista la tradición, sin que ello impida una adaptación a los tiempos.

Además del turismo hay otro tipo de cliente para los establecimientos que es el de negocios y congresos, ¿aquí también hay cambios en lo que demanda?

Es lógico. Lo que va a suceder es que va a mejorar la calidad de la oferta en los establecimientos de categorías medias. Tres y cuatro estrellas tendrán la calidad que ofrecen muchos cinco estrellas. Porque no tiene mucho sentido que una empresa en crisis o en reestructuración tenga a sus ejecutivos alojados en lo que la gente de la calle entiende hoteles de lujo, cuando pueden estar en otros que ofrecen más o menos lo mismo.

En el sector hay una tendencia en Europa que son los hoteles low cost.

Son establecimientos con servicios mínimos, un poco como estaciones de servicio en una autopista, que veo con sentido para lugares de rotación alta de personas que viajan por razones profesionales. Yo no lo veo para Galicia.

¿Dónde están las claves para sobrevivir en este año tan difícil?

En el control del coste. Tan simple como eso. Tendrá más posibilidades aquel que tenga su hotel amortizado o casi y que pueda pedir una ampliación en el plazo de la hipoteca, porque el que tenga un hotel nuevo está en el inicio y lo tiene complicado. Y el que tenga un hotel alquilado lo tiene al precio que sea a no ser que la propiedad acepte otro.

También se impone cada vez más la red.

Eso es inevitable porque los clientes, cada vez más, tratan de evitar al intermediario con internet, pero creo que no estamos maduros para que sea la solución. El agente de viajes es como la compañía de seguros, alguien que, por ejemplo, te asegura las reservas o que te lleva el coche de alquiler al hotel. Ahora mismo internet no supone mucho, pero con las nuevas generaciones crecerá.

Usted es un defensor del sector.

Siempre que se habla del sector se subraya la cara negativa, de que es muy esclavo, pero tiene una cara más bonita, porque es un trabajo que te permite relaciones y contactos personales que difícilmente encuentras en otra actividad. Porque es un camarero el que atiende al Papa o sirve una cerveza a los Rolling Stones. Los empresarios de hostelería no son gente de despacho, sino de arrimarse al fogón y quemarse cuando es necesario. Es gente solidaria y sobre todo de una gran discreción, porque si algún empresario de hostelería hablara le sacaría los colores a más de cuatro. Creo que es un segmento dentro del tejido empresarial al que no se le ha dado el valor que tiene porque es una actividad profesional muy atomizada.


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