Malos augurios económicos y alta tensión

El diálogo social se encamina bajo un clima adverso. Un vicepresidente de la patronal acaba de llamar “arrogante” a la ministra de Trabajo por secundar las manifestaciones a favor de subir los salarios.

La economía serpentea, sin esconder que es vulnerable; máxime ante el fuerte impacto de la inflación y los cuellos de botella y atascos en las cadenas de suministros. Pero la existencia de distintos puntos de análisis de la situación económica complica medir la solidez y sostenibilidad de la recuperación, tanto en Galicia como en España, según observan Fernando González Laxe, José Francisco Armesto y Patricio Sánchez en el Anuario del Foro Económico de Galicia.

Ahora, de cara a septiembre, se abre una nueva agenda económica, con un pacto de rentas como gran objetivo, lo cual exige aumentar el consenso político y social. No será fácil cuando un vicepresidente de la CEOE acaba de llamar “arrogante” a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, por secundar las manifestaciones a favor de subir los salarios.

Además, sin descartarse la recesión, la recuperación será más lenta allí donde el apalancamiento se concentra en empresas vulnerables y hogares de ingresos bajos, y hay riesgos de una fragmentación de la economía hacia bloques geopolíticos con estándares tecnológicos distintos.

Nadia Calviño constata que la incertidumbre y la escalada de tensión geopolítica provocada por Putin complica, sin duda, el escenario económico para los próximos trimestres, y se añade a los retos derivados de estos dos años marcados por la pandemia. “Pero no hay que perder la perspectiva. Incluso en estas circunstancias, todos los organismos internacionales confirman que España mantiene este año un crecimiento fuerte, por encima de las grandes economías europeas y de la media de la UE”, subraya la vicepresidenta primera del Gobierno.

 

Sin descartarse la recesión, la recuperación será más lenta allí donde las deudas maniatan a empresas vulnerables y hogares de ingresos bajos

“Es muy importante –diríamos trascendental– evitar que el episodio de inflación se vuelva permanente”. Es lo que piensa el catedrático de la Universidade de Vigo Xosé Carlos Arias. Tiene claro que diversos e importantes cruces de caminos se agolpan ahora mismo ante los ojos del mundo y que una inflación alta y duradera multiplicaría los obstáculos en la concreción de un nuevo contrato social en sentido integrador.

Se trata de un tema que este profesor también ha analizado en detalle en un libro reciente, (X.C. Arias y Antón Costas: Laberintos de la prosperidad, Galaxia Gutenberg, 2021), donde se desliza la idea de que la percepción cada vez más compartida –también por muchos gobernantes- de que era necesario actuar para evitar estos escenarios adversos, abrió una cierta posibilidad de reconstruir los pilares económico, social y tecnológico del contrato social.

Arias celebra que entre 2020 y 2021, EE UU y la UE reaccionaron de manera muy diferente a cómo habían enfrentado la crisis financiera, pero no obvia que la ya compleja evolución de las transformaciones en curso parece enfrentarse ahora a una nueva encrucijada. Y no solo por la guerra de Ucrania, sino también porque el futuro de la globalización está cuestionado.

Alberto Gago y Xabier Labandeira, también catedráticos de la Universidade de Vigo, se asoman a las páginas del mencionado Anuario para constatar que nunca antes fue más importante la colaboración público-privada y la amplia concertación social para afrontar el problema del Cambio Climático, quizás “el principal reto de nuestra civilización” en este siglo, cuando el horizonte de los problemas climáticos está muy por debajo de los intereses de la generación que ahora debe hacer sacrificios.

@J_L_Gomez

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