Portugal amplía los peajes electrónicos a tres vías fronterizas con España

El Gobierno luso convertirá en autopistas de peaje otras cuatro autovías, tres de ellas fronterizas con España, a partir del 8 de diciembre, y sólo se permitirá el pago con un polémico dispositivo electrónico que debe comprarse previamente.
Un portavoz del Ministerio de Economía, Obras Públicas y Transportes portugués confirmó hoy que el pago de los nuevos peajes no podrá efectuarse con tarjetas de crédito o efectivo sino solo con el sistema aplicado en las tres vías del norte del país, próximas a Galicia, que pasaron a ser de pago en octubre de 2010.

La conversión de carreteras gratuitas en vías de peaje ha levantado diversas protestas desde entonces entre usuarios particulares, asociaciones, empresas y ayuntamientos de Portugal y de las localidades españolas más próximas.

El Ejecutivo conservador luso había ratificado en julio, semanas después de ganar las elecciones, el plan del anterior Gobierno socialista para eliminar las antiguas autopistas SCUT, acrónimo en portugués de 'sin coste para el usuario'.

La ampliación fue aprobada por el Parlamento, donde el actual Ejecutivo tiene mayoría absoluta, el pasado mes de octubre y es parte de las medidas de austeridad adoptadas en Portugal ante su grave crisis económica, que le obligó a pedir un rescate financiero en mayo.

Las autovías afectadas la próxima semana por la ampliación de los peajes son la A-22 (que atraviesa Algarve y conecta con Andalucía), la A-23 (en el Alentejo), la A-24 (fronteriza con Galicia) y la A-25 (próxima a la provincia española de Salamanca).

La conversión de estas carreteras en autopistas continúa rodeada de polémica debido a las quejas tanto de usuarios particulares de ambos lados de la frontera como de transportistas y empresarios del sector turístico, preocupados por el impacto de la medida, que ya hicieron público su malestar con marchas y escritos de protesta.

El método de cobro del peaje también es motivo de queja, al ser un sistema de detección electrónica de vehículos, sin cabinas ni máquinas automáticas para cobrar en metálico o con tarjetas de crédito, que supone una complicación, sobre todo para los usuarios extranjeros.

Este sistema de pago generó problemas el pasado año al entrar en vigor debido al desconocimiento de buena parte de los conductores extranjeros.

Pese a las críticas recibidas, el Gobierno luso ha defendido la necesidad de eliminar las SCUT por las pérdidas que arrastra la compañía estatal Carreteras de Portugal, cuya deuda podría aumentar en 10.000 millones de euros sin estos peajes y alcanzar los 30.000 millones de euros en 2030, según estimaciones oficiales.

La ley que regula este sistema de peajes prevé una 'discriminación positiva' de las poblaciones y empresarios locales, a los que beneficia con exenciones y descuentos.

En el caso de los vehículos de matrícula foránea, Portugal recomienda a quienes viajen por el país durante menos de cinco días que compren a través de internet o en oficinas de correos lusas y estaciones de servicio unos bonos prepago de 10 a 20 euros, según el tiempo y los trayectos previstos.

Para estancias de tres a cuatro semanas, aconseja el alquiler de un dispositivo electrónico recargable, disponible también en correos y estaciones de servicio a cambio de una fianza de 27,5 euros y asociado a una tarjeta de crédito.

El uso de este sistema tiene un coste de seis euros por los siete primeros días y de 1,5 euros por cada semana adicional.

Por último, Portugal sugiere a los usuarios habituales de esas autopistas la compra del mismo dispositivo por 27 euros.

A las críticas a la introducción de peajes en las antiguas SCUT se han sumado esta semana, según informaron hoy medios lusos, portavoces de las comunidades de residentes lusos en otras naciones europeas, que vuelven por carretera a su país natal en vacaciones.

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