La relajación del déficit no apacigua el clima político en Portugal

La relajación del déficit luso para 2012 y 2013 concedida por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) no sirvió para apaciguar el clima político en Portugal, donde la oposición de izquierda y sindicatos censuraron duramente los ajustes anunciados por el Gobierno conservador.

La Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), la troika que presta a Portugal 78.000 millones de euros, concedió al país para este año medio punto más en la meta del déficit, del 4,5 % hasta el 5 % del PIB, y uno y medio más en el límite para 2013, del 3 % hasta el 4,5 %.

Hay que 'conseguir un equilibrio entre avanzar en el ajuste presupuestario necesario y evitar la presión excesiva sobre la economía', reconoce el informe divulgado después de la quinta evaluación realizada por los tres organismos.

El aumento del desempleo, que supera el 15 %, y la reducción de los ingresos de la población han afectado a la recaudación de impuestos, que en julio acumulaba una caída del 3,5 %, y son dos de los indicadores apuntados como más preocupantes por la troika.

El Gobierno mostró su satisfacción por la evaluación positiva de la UE y el FMI, pero reconoció que la recesión será más grave de lo previsto en 2013, con una caída del 1% del Producto Interno Bruto (PIB).

Hay 'riesgos catastróficos' y una 'situación difícil y peligrosa' que impiden un alivio de la austeridad, subrayó el ministro portugués de Finanzas, Vítor Gaspar, al anunciar los nuevos objetivos de déficit acordados con la UE para su país.

En las nuevas metas de este indicador, 2014 volverá a ser un año de esfuerzos para lograr llevarlo al 2,5 %.

Después de convertirse 2012 en el peor año de austeridad que recuerdan los portugueses, Gaspar divulgó para 2013 nuevos sacrificios con la reducción de los escalones de tributación del impuesto de la renta, más recortes del gasto del Estado y reducciones del número de funcionarios y de sus conceptos de retribución.

'El momento es muy grave y solo conseguiremos superarlo si cada Estado miembro y Europa, en su conjunto, saben dar la respuesta adecuada', manifestó el ministro, que recordó los problemas de Italia y de España, el socio comercial más importante de Portugal.

La oposición de izquierda y los sindicatos lusos criticaron los ajustes y consideraron que los mismos 'profundizan' la aguda crisis que atraviesa el país.

La principal formación de la oposición, el Partido Socialista (PS), se lamentó especialmente por los recortes en las pensiones y los funcionarios.

Estas medidas 'revelan más austeridad, más cortes para los pensionistas (lo que parecía imposible) y más en la salud, en la educación y en las prestaciones sociales', dijo Eurico Brilhante Dias, portavoz del Secretariado Nacional del PS.

Entre los nuevos recortes divulgados hoy, los pensionistas que reciban más de 1.500 euros mensuales tendrán una disminución de entre el 3,5 y el 10 % y se acelerará la reducción del peso de los trabajadores públicos, en primer lugar aquellos con contrato temporal.

El pasado viernes, el Ejecutivo ya había anunciado el aumento de siete puntos porcentuales (del 11 al 18 %) de la tasa que pagan todos los trabajadores a la Seguridad Social.

El principal sindicato luso, la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP), de línea comunista, se opuso firmemente a las medidas, aunque no confirmó la convocatoria de una huelga general en el país, que, de producirse, sería la cuarta en dos años.

El segundo mayor sindicato del país, la Unión General de Trabajadores (UGT, de signo socialista), se mostró en términos parecidos a los de la CGTP y adelantó una serie de 'acciones de protesta', aunque tampoco confirmó un paro general.

Los partidos de oposición más a la izquierda en el arco parlamentario luso fueron los más virulentos en sus ataques y recordaron que los ajustes profundizan la recesión.

Los comunistas lusos, con cerca del 8 % de los escaños, opinaron que las medidas del Ejecutivo tienen como meta 'la venta' de las obligaciones constitucionales del Estado al desatender los servicios públicos, mientras que el Bloque de Izquierda, con un 5 % de representación parlamentaria, fue aún más crítico.

La formación de izquierda radical comentó que el Gobierno del primer ministro Pedro Passos Coelho 'apagó' la luz del túnel de la esperanza y cuestionó la capacidad del Ejecutivo para seguir gobernando.

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