Es la urbe gallega más castigada por el desempleo y encabeza la tasa de paro en Galicia, con un 20,5 por ciento

El rostro a 32.000 parados en Vigo

Pierina, Heber Javier y Álvaro, son una familia uruguaya -junto a dos pequeños de 15 y 16 años- que reside en Vigo. Los tres están en paro.
En España hay 1,4 millones de hogares con todos sus miembros en paro. En Galicia hay 65.000 y la de Álvaro Vila Prestes es una de ellas.
Es uruguayo, con nacionalidad española y reside en Vigo con su mujer y sus tres hijos de 15, 16 y 18 años. Su esposa Pierina y su vástago mayor, Heber Javier, tampoco tienen trabajo. “Nuestra situación es de máxima emergencia”, resume Álvaro, cocinero de profesión, que saca fuerzas todos los días desde hace siete meses para recorrer la ciudad de cabo a rabo en busca de un empleo. “Somos cinco bocas que alimentar y los tres que estamos en edad de trabajar no podemos porque no hay y no lo digo por decir, no encontramos nada , de verdad”.
A finales de noviembre finaliza su contrato de alquiler y teme que no les renueven porque acumulan varios meses sin pagar.

Álvaro lleva desde los 15 años trabajando de cocinero y de camarero. La hostelería le permitió vivir bien en Vigo desde que llegó en el año 2003. “Vine a Vigo porque las expectativas en Uruguay no eran nada buenas y aquí sí. Al principio fue bien y mi familia llegó en diciembre de 2010, pero desde entonces fue cada vez a peor. No sé adonde vamos a llegar”, se pregunta.
Su último trabajo fue en un restaurante en el centro de la ciudad, que sólo aguantó unos meses abierto. Desde abril está en el paro. “Empapelé Vigo con curriculums. Me centro en hostelería porque es lo único que sé hacer. Tengo mucha experiencia y lo hago bien, pero siempre dicen que ya me llamarán y espero ansioso que suene el teléfono”.
Esta entrevista apenas duró unos minutos porque se pasa buena parte del día buscando trabajo y yendo a entrevistas. Además, no quiere que su móvil esté ocupado por si acaso le llaman. Tiene casi 50 años y su esposa y su hijo mayor también están desesperados porque no encuentran nada.
En Vigo no tienen familiares, sólo unos cuantos conocidos “que antes eran amigos, pero las amistades cuando las cosas van tan mal, la mayoría ni se saben dónde están o no te pueden ayudar porque su situación es peor”.

Como muchas familias viguesas, la de Álvaro también se ha visto obligada a recurrir a Caritas para poder comer. Les están muy agradecidos por la labor que hacen y por el vale de 50 euros semanales en comida que les ofrecen. “Si no fuera por ellos no podríamos llevarnos nada a la boca”, explica. En unos minutos tiene una nueva entrevista de trabajo. No sabe cuántas lleva. Ya perdió la cuenta.

CON EL TEMOR DE QUEDARTE SIN CASA NO SE PUEDE VIVIR
El 30 de noviembre finaliza el contrato de alquiler en el piso en el que viven en la calle Fragoso. “Es posible que la dueña no nos renueve porque debemos dos meses y vamos para el tercero, pero es que nos es imposible porque no tenemos dinero. En cualquier momento nos cortan la luz y el agua. Es horrible porque con el temor de quedarte sin casa no se puede vivir”, explica Álvaro, que no sabe cómo agradecer la ayuda que le da Caritas, concediéndole un vale de 50 euros mensuales para comida.

A pesar de su grave situación, Álvaro saca fuerzas y con una sonrisa dice que no ha perdido la esperanza y que confía en encontrar algún trabajo en hostelería, la profesión en la que comenzó con 15 años en Uruguay. Porque dice que no quiere irse de Vigo, la que considera su ciudad en estos momentos.

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