A pesar de que las fiestas ya concluyeron acabar todavía quedan comidas y cenas para las que un buen vino siempre se agradece. Los vinos gallegos son un referente a nivel nacional, son vinos de tradición, que se caracterizan por elaborarse con gran pasión, cariño y dedicación. Ourense es una provincia con una gran tradición vitivinícola abarcando en la provincia cuatro de las cinco denominaciones de origen gallegas: Ribeira Sacra, Monterrei, Valdeorras y Ribeiro. Quedando fuera únicamente la denominación de Rías Baixas.
Para que se adapten al gusto de todos y que mariden a la perfección con la comida que vayáis a preparar, siempre existe un vino adecuado. Existen diferentes variedades de vinos gallegos, los cuales podemos escoger de acuerdo a las preferencias individuales de uno, habiendo unas pautas para ayudarnos a elegir un vino más adecuado. Por todos es bien sabido que, para acompañar un menú de carne, es más adecuado un vino tinto, mientras que, si nos decantamos por un menú de pescado es mejor servir un vino blanco.
Los vinos blancos gallegos son muy frescos, ligeros y tienen una acidez importante, aunque, guardan un buen equilibrio entre la graduación alcohólica y los sabores básicos de la fruta. Algunas de las variedades de uvas que originan estos vinos y, que son las predilectas por los especialistas, son: Godello, Palomino (también conocido, erróneamente, como Jerez, siendo este, una variedad distinta) y Albariño. La producción de uva blanca en Galicia es gran parte de la producción vitícola total.
Los vinos tintos tienen una elevada acidez y aromas intensos, al igual que los blancos. Por su escasa producción, en comparación con los varietales blancos de la zona, los tintos suelen ser bastante exclusivos y sofisticados. En este caso, los vinos recomendados por los expertos son aquellos que han sido elaborados con la famosa uva, la Espadeiro o Torneiro o el Merenzao.
En Tenda Santorum, de Ourense, afirman que los godellos han sido los varietales más reclamados en las recientes fiestas de Navidad, siendo el Rafael Palacios, uno de los más vendidos, rondando un precio de 11 euros cada botella. Es un vino de aromas nobles, que transmite su intensidad aromática a partir de la expresión de plantas como el hinojo, el tojo y un delicado recuerdo a la flor de castaño, con notas cítricas y un atractivo recuerdo a roca húmeda. En boca se manifiesta grande al ataque, fresco pero voluptuoso al mismo tiempo, graso, que se funde en un paso complejo y frutal.
El Alanda Blanco, de la denominación de origen de Monterrei, elaborado por la bodega Quinta da Muradella es otro de los destacados. Elaborado con Godello, Dona Branca y Treixadura, es un vino de intensidad media, picante, con aremos a frutas de hueso (nectarina), cítricos, lavanda y notas de pastelería sobre un fondo muy mineral de tiza. Tiene un ataque intenso, balsámico, mineral con final seco y amargoso. Podemos encontrar las botellas rondando los 20 euros dependiendo de la cosecha.
Si queremos un tinto, podemos llevarnos una botella de Cunqueiro, por, aproximadamente, 10 euros. Un fantástico vino de la denominación de origen del Ribeiro, elaborado por la bodega Cunqueiro con Mencía y Garnacha Tintorera. Con un aroma fresco y frutal que recuerda a la frambuesa y a la fresa, con ligeras connotaciones de pimienta, es un vino de sabor suave, fresco, afrutado y goloso.
También cabe destacar la presencia de los espumosos gallegos en el mercado, ya que están comenzando a abrirse un hueco entre el público. Debido a la falta de tradición en la elaboración de este tipo de vino, todavía falta mucho por recorrer. Cabe destacar el Lola, un espumoso elaborado con Albariño en la bodega Paco & Lola de las Rías Baixas. Podemos encontrar la botella rondando los 15 euros.
