La Audiencia Provincial de Toledo ha decidido absolver a J.L.A, acusado de secuestrar y matar a un matrimonio en un chalet de la localidad toledana de El Casar de Escalona (Toledo) en octubre de 2002, según lo estipula la sentencia de la Sección Primera, a la que ha tenido Europa Press.
En cambio, el tribunal condena a este hombre, de nacionalidad colombiana, a nueve años de prisión por un delito contra la salud pública con la concurrencia de la agravante de reincidencia y le impone una multa de dos millones y medio de euros.
El tribunal fija que el acusado formaba parte de un grupo dedicado al tráfico de drogas y añade que en el mes de octubre de 2002 aparecieron los cadáveres de dos miembros de esta organización en una vivienda de El Casar de Escalona, junto con una pistola y cinco cartuchos para la misma, 'todo ello en perfecto estado de funcionamiento, respecto de la cual no puede ser enjuiciado el hoy acusado por no alcanzar a ese delito la extradición concedida por la República de Colombia'.
El juicio, celebrado la semana pasada en Toledo, tuvo lugar después de que el acusado fuera encontrado y detenido tras darse a la fuga. Algunos de los componentes de la banda criminal han sido ya juzgados por los mismos delitos, mientras que otros no han podido ser identificados.
NO HAY PRUEBAS
El tribunal señala que no hay pruebas de la participación de J.L.A. -defendido por el letrado Jacobo Teijelo- en el intento de cobro del rescate y 'mucho menos la hay de su presencia' en el chalet donde se custodió a los secuestrados y se les dio muerte y enterró.
Los jueces argumentan que la única prueba de ello practicada en el juicio ha sido la declaración de J.A.V., conocido como 'El Brujo' y que fue condenado por encubrimiento de estos asesinatos, 'carece de la suficiente credibilidad como para destruir o enervar el principio constitucional de presunción de inocencia'.
Tampoco las pruebas biológicas, añade la resolución, demuestran su presencia en dicho lugar, ya que, tras cotejarse el AND del acusado con más de 30 evidencias biológicas de la vivienda de El Casar (colillas, cabellos, huellas), el resultado dio negativo.
'EL BRUJO'
La sentencia agrega que dichas pruebas demuestran que los únicos cabellos que aparecen en la mano de una de las víctimas son precisamente de 'El Brujo', pese a que niega haber tenido contacto alguno con ellas.
En la resolución se añade que la casa donde aparecen los cadáveres fue alquilada por 'El Brujo', quien además conocía 'la exacta ubicación de sus cuerpos en el jardín, indicando a la policía donde podían cavar'.
El tribunal dice que 'El Brujo' afirmó que en la casa, en la noche de los hechos hubo varias personas, 'por lo que cualquiera de ellos pudo ser el autor de las muertes, no existiendo prueba de la autoría ni del concierto previo para ejecutarlas'.
Además, indica que 'El Brujo' no fue acusado por estos hechos como autor sino como encubridor y asegura que 'no se puede aventurar qué habría ocurrido si hubiera sido acusado de autoría por unas muertes ocurridas en su propia casa, en la mano de una de cuyas víctimas aparecen cabellos suyo y cuya ubicación exacta del enterramiento conoce a la perfección'.
'En definitiva la sala no puede obtener la certeza de que el autor de los secuestros y asesinatos sea necesariamente este acusado', sentencia el tribunal.
El tribunal fija que el acusado formaba parte de un grupo dedicado al tráfico de drogas y añade que en el mes de octubre de 2002 aparecieron los cadáveres de dos miembros de esta organización en una vivienda de El Casar de Escalona, junto con una pistola y cinco cartuchos para la misma, 'todo ello en perfecto estado de funcionamiento, respecto de la cual no puede ser enjuiciado el hoy acusado por no alcanzar a ese delito la extradición concedida por la República de Colombia'.
El juicio, celebrado la semana pasada en Toledo, tuvo lugar después de que el acusado fuera encontrado y detenido tras darse a la fuga. Algunos de los componentes de la banda criminal han sido ya juzgados por los mismos delitos, mientras que otros no han podido ser identificados.
NO HAY PRUEBAS
El tribunal señala que no hay pruebas de la participación de J.L.A. -defendido por el letrado Jacobo Teijelo- en el intento de cobro del rescate y 'mucho menos la hay de su presencia' en el chalet donde se custodió a los secuestrados y se les dio muerte y enterró.
Los jueces argumentan que la única prueba de ello practicada en el juicio ha sido la declaración de J.A.V., conocido como 'El Brujo' y que fue condenado por encubrimiento de estos asesinatos, 'carece de la suficiente credibilidad como para destruir o enervar el principio constitucional de presunción de inocencia'.
Tampoco las pruebas biológicas, añade la resolución, demuestran su presencia en dicho lugar, ya que, tras cotejarse el AND del acusado con más de 30 evidencias biológicas de la vivienda de El Casar (colillas, cabellos, huellas), el resultado dio negativo.
'EL BRUJO'
La sentencia agrega que dichas pruebas demuestran que los únicos cabellos que aparecen en la mano de una de las víctimas son precisamente de 'El Brujo', pese a que niega haber tenido contacto alguno con ellas.
En la resolución se añade que la casa donde aparecen los cadáveres fue alquilada por 'El Brujo', quien además conocía 'la exacta ubicación de sus cuerpos en el jardín, indicando a la policía donde podían cavar'.
El tribunal dice que 'El Brujo' afirmó que en la casa, en la noche de los hechos hubo varias personas, 'por lo que cualquiera de ellos pudo ser el autor de las muertes, no existiendo prueba de la autoría ni del concierto previo para ejecutarlas'.
Además, indica que 'El Brujo' no fue acusado por estos hechos como autor sino como encubridor y asegura que 'no se puede aventurar qué habría ocurrido si hubiera sido acusado de autoría por unas muertes ocurridas en su propia casa, en la mano de una de cuyas víctimas aparecen cabellos suyo y cuya ubicación exacta del enterramiento conoce a la perfección'.
'En definitiva la sala no puede obtener la certeza de que el autor de los secuestros y asesinatos sea necesariamente este acusado', sentencia el tribunal.
