La falta de comida empuja a los animales a las ciudades en España

Un jabalí en la ciudad.
photo_camera Un jabalí en la ciudad.
La escasez les obliga a dejar ecosistemas naturales cada vez más degradados y muy limitados

Cada vez son más los animales salvajes que se atreven a adentrarse en zonas urbanas, un entorno hostil para ellos al que osan acercarse en busca de alimento y agua, bienes que escasean en unos ecosistemas cada vez más degradados y pequeños y de los que desaparecieron sus depredadores naturales.

Esto, unido a que durante la covid se redujo el control “artificial” de las poblaciones mediante la caza, así como a las miles de hectáreas de bosque y monte arrasadas por el fuego y la sequía, hacen que estos animales pierdan el miedo y se acerquen más que nunca a las ciudades en un intento desesperado por sobrevivir, según los expertos.

Así, estos días se hicieron virales imágenes de jabalíes compartiendo playa con bañistas en diversas zonas de España, como Andalucía o Comunidad Valenciana. Igualmente, agricultores de todas las regiones se quejan de que sus cultivos se ven diezmados por jabalíes, gamos, ciervos o muflones.

En un intento de frenar el avance de estas especies, la Junta de Andalucía permitirá su caza selectiva, tras achacar su acercamiento a la falta de agua y de alimentos provocada por la sequía y a una densidad inadecuada de sus poblaciones.

Espacios robados

“La explicación es múltiple, estamos ante una tormenta perfecta para que esto pase”, dijo el responsable de Gobernanza Ambiental de SEO/BirdLife, Juan Carlos Atienza.

Lo primero a tener en cuenta es que los ecosistemas están gravemente alterados por la actividad humana y en muchos de ellos, “eliminamos a los depredadores”, como el lobo, lo que hace que las poblaciones se disparasen.

Además, cada vez ejercemos más presión sobre la naturaleza para dar cabida al aumento de la población (ya somos 48 millones de habitantes) y los turistas.

“Hay más urbanizaciones, carreteras, vías...que nunca. Robamos cada vez más espacio a la naturaleza y los espacios naturales son cada vez más pequeños, de forma que los animales no encuentran en ellos recursos suficientes para alimentarse”, advertió.

Todo esto, sumado a efectos del cambio climático como la sequía persistente o las cada vez más intensas olas de calor, “les empuja a buscar alimento y agua en zonas urbanas y periurbanas”, en las que encuentran fuentes o cañerías de las que beber y basuras de las que comer.

Para ellos, estar cerca del ser humano es un riesgo, si lo hacen es por necesidad”, insistió Atienza, que señaló que la solución no pasa por simplemente habilitar su caza, si no restaurar la naturaleza “para que tengan en ella todo lo que necesitan”.

Las poblaciones de estas especies se regulaban gracias a depredadores como el lobo, que desapareció y cuyas funciones fueron sustituidas “artificialmente” por el ser humano con la caza, señaló la veterinaria de Bioparc Fuengirola Rosa Martínez. Sin embargo, el confinamiento impidió salir a cazar y se redujo mucho ese control y ahora nos encontramos con poblaciones disparadas.

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