Dentro de su proceso de transparencia, la Casa Real apartó a la infanta de su agenda en diciembre de 2011

La imputación coloca al rey en una situación inédita y delicada

La imputación de la infanta Cristina en el caso Nóos coloca a la hija menor del Jefe del Estado en una delicada situación, inédita en la historia de la monarquía española desde 1976, y que a partir de ahora la Casa Real deberá afrontar inmersa en un proceso para mejorar su comunicación pública y avanzar en la transparencia.
A la luz de la instrucción del caso 'Nóos', entre las hipótesis de trabajo manejadas por la Casa Real figuraba la posibilidad de que la infanta fuera imputada, después que ya lo hubiera sido su marido, a finales de 2011, y más recientemente el secretario de las infantas, Carlos García Revenga.

Al margen del éxito que tenga el recurso de la Fiscalía a la imputación, en principio el siguiente paso de trascendencia judicial será su declaración el próximo 27 de abril, al que la hija del rey podrá acudir acompañada de su abogado. Habrá que esperar a entonces para saber si el juez, tras interrogar a la infanta, adopta algún tipo de medida, como ya hizo con su marido, o no lo hace, como ocurrió con García-Revenga.

Este es el panorama que se le presenta a la Casa Real para las próximas semanas, mientras se mantiene la agenda oficial de trabajo del resto de la Familia Real, con excepción de don Juan Carlos, en fase de recuperación tras su operación de hernia discal del 3 de marzo.

Desde el episodio de la polémica cacería del rey en Botsuana en abril de 2012, cuando el monarca sufrió una caída que obligó a operarle de la cadera, la Casa del Rey inició un proceso con el que trató de dar mayor transparencia a su gestión, actividades y presupuestos, con una nueva página web y canal propio en Youtube.

Entre tanto, las reacciones por la instrucción del 'caso Nóos', y especialmente por los correos electrónicos de Urdangarin difundidos por su exsocio fueron desde las más estrictas críticas políticas hasta decisiones de instituciones, como el Ayuntamiento de Palma, para retirar el nombre de la calle dedicada en esta ciudad a los duques de Palma o pedirle que dejara de usar el título. De manera oficial, la Casa del Rey mantuvo durante todo este tiempo una prudente distancia institucional sobre todas las repercusiones del 'caso Nóos', a la espera de los pasos que iba dando el juez, aunque también tomó sus propias medidas, como retirar a Urdangarin de la relación de perfiles de su página web.

En todo caso, desde la institución se insistió en los últimos meses en que nadie de la Casa ni de la Familia Real presionaron o intentado convencer a la infanta para que renunciara de algún modo a sus derechos o estatus o incluso a que se divorciara, tal y como apuntaban insistentes rumores recogidos por los medios. La Casa también consolidó el argumento del llamado 'núcleo central' de la Familia Real, compuesto por los reyes y los príncipes, de manera que en los actos oficiales de relevancia ellos ocupan los puestos protocolarios, sin las infantas.

En este sentido, la segunda hija de los reyes de España ya estaba apartada de la agenda oficial desde el 12 de diciembre de 2011, cuando un grupo de periodistas asistió en La Zarzuela a la separación oficial de Urdangarin por parte del jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno.

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