Pusieron en evidencia la situación de excepcionalidad que vive el Alto Tribunal por la falta de acuerdo entre PSOE y PP

Tres magistrados del Constitucional dimiten hartos de que no los releven

Pascual Sala, presidente del Tribunal Constitucional. (Foto: )
El Tribunal Constitucional ha escenificado ayer -con el anuncio de la renuncia, finalmente no aceptada, de tres de sus magistrados, que hubiera dejado a este órgano con el quorum mínimo para seguir funcionando- el hartazgo de sus miembros ante la incapacidad del PSOE y del PP para pactar su renovación. Las siete horas y media transcurridas desde que se conoció que Eugeni Gay, Javier Delgado y Elisa Pérez Vera habían anunciado su renuncia hasta que el presidente, Pascual Sala, ha comunicado que no aceptaba sus dimisiones han servido para poner en evidencia la situación de excepcionalidad en la que vive el Constitucional desde 2007.
Y es que en este órdago sin precedentes lanzado por el tribunal a socialistas y populares y especialmente a sus grupos en el Congreso, responsables últimos de pactar la sustitución de estos tres magistrados, pesó mucho lo ocurrido con los designados en 2001 por el Senado, que no pudieron abandonar sus puestos hasta el pasado mes de enero, más de tres años después de finalizado su mandato.

Así lo aseguraron fuentes del tribunal y así se desprende tanto de la escenificación de las renuncias -anunciadas en un pleno celebrado el pasado jueves por el Constitucional, formalizadas por escrito entre el viernes y ayer lunes y rechazadas horas más tarde por Pascual Sala- como del contenido de las cartas en las que los dimisionarios exponen sus razones.


SENSACIÓN DE IMPOTENCIA

El perfil de los tres dimisionarios -sin nada en común salvo tener el mandato caducado, ya que Delgado es juez de carrera, Gay abogado y Pérez Vera catedrática y el primero es conservador mientras que los otros dos son progresistas- da cuenta también de la unánime sensación de impotencia con la que los magistrados del Constitucional asisten a la inacción del poder legislativo.

La renuncia de Gay, Delgado y Pérez Vera, que se suma a la vacante creada en 2008 por el fallecimiento de Roberto García Calvo, también designado por el Congreso, hubiera dejado al Constitucional con el quorum mínimo para tomar decisiones, que la ley fija en dos tercios de sus miembros, es decir, en ocho magistrados.

Ese tribunal disminuido, además, hubiera tenido por delante asuntos de tanta trascendencia como el recurso de Sortu contra la prohibición de su inscripción como partido y los recursos contra el matrimonio homosexual, la nueva ley del aborto o la llamada 'doctrina Parot'. Pascual Sala justificó su decisión de no aceptar la renuncia de los tres magistrados 'dado el volumen de procesos constitucionales sometido a su conocimiento'.

Sala acordó no aceptar la marcha de Gay, Delgado y Pérez Vera, pero también 'hacer nuevamente presente' al Congreso 'la necesidad de observancia de los plazos de renovación constitucional y legalmente establecidos'.

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